Veinte minutos separan Waiheke del puerto de Auckland, y lo mejor es que una de las maneras más populares para hacer este recorrido es en hidroavión. Así es como llegamos nosotros: despegamos en agua y aterrizamos en agua. Esta isla, la segunda más grande del golfo de Hauraki, tiene fama por ser hogar de fin de semana de ricos y famosos. Es la escapada favorita de quienes viven en la nada caótica Auckland.
El avión baja en la bahía de Oneroa, la playa principal de la isla, ideal para un largo paseo en la mañana o para recoger conchas y piedritas. Arriba, el pueblo de Oneroa es el centro urbano más importante de toda la isla. En total hay casi nueve mil residentes, un número bastante grande para un país tan pequeño. La mayoría de los visitantes vienen en un ferry que sale de la ciudad con bastante regularidad y cuyo trayecto toma tan sólo 40 minutos.
Qué ver
Los viñedos
Los vinos en Nueva Zelanda son cosa seria, y esta pequeña isla no es la excepción. Tal vez la actividad más popular en toda la isla sea ir a visitar un viñedo y ver de cerca cómo se fabrican estos vinos que cada día son más apreciados en todo el mundo. Una buena elección puede ser Stonyridge, una bodega de 1982 que ha ganado fama con su tinto Larose, una mezcla de Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Malbec y Petit Verdot inspirada en los procesos franceses de producción. Las bodegas están rodeadas de viñedos, hay un restaurante y mucho espacio para sentarse y disfrutar de las vistas. Lo cierto es que hacer una cata aquí no es cosa de 20 minutos, hay que venir con calma y con ganas de disfrutarlo.
Para una lista completa de viñedos, varietales y bodegas abiertas al público, se puede consultar
El aceite
Donde hay vid hay olivos. Suena lógico, ¿no? Por eso otra parada bastante natural es Rangihou, una pequeña fábrica que se dedica a la realización de aceites de oliva. Lo mejor es que, tal y como si fueran una bodega de vinos, reciben a los visitantes, les explican del proceso de producción y después los invitan a participar en una cata para aprender de las distintas variedades. Tienen un hermoso jardín donde organizan eventos y un patio para sentarse a descansar.
La artista
Waiheke es hogar de muchos artistas que han encontrado en sus paisajes la inspiración para hacer su obra. Ése es el caso de Gabriella Lewenz, quien recibe a cualquier viajero curioso que haga una cita vía e-mail para conocer su estudio. Su casa, en uno de los extremos de la isla, y con unas vistas verdaderamente espectaculares, es un ejemplo vivo de por qué hay tanta gente que se ha enamorado de este lugar.
Una caminata
Algo que los kiwis disfrutan profundamente es caminar, pero caminar en serio, por el campo, el bosque, en plena naturaleza y por horas. No se trata de trecking para expertos sino de una opción apta para todo el mundo. En Waiheke hay al menos diez trails muy bien diseñados y bastante sencillos. Algunos toman de una a dos horas, pero hay otros más extensos. Descubrir la isla a pie es una manera de ver otro ángulo de ella. Se puede consultar una lista completa de los caminos abiertos aquí.
Dónde comer
A la hora de comer, la mejor opción es visitar los viñedos que circundan Casita Miro y sentarse en una de sus mesas a disfrutar de las especialidades españolas que ofrece el restaurante. Tal vez es extraño pensar en comida española en Nueva Zelanda, pero en un ambiente de vinos y aceite de oliva, la mezcla resulta bastante natural, y las tres chicas españolas que atienden el local hacen que la experiencia sea muy divertida. Sobra decir que la selección de vinos es especialmente buena.
T. +64 9 372 7854
Para dormir
Aunque Waiheke es un paseo que puede hacerse durante el día, quedarse aquí una, dos o más noches, es algo que vale la pena hacer si hay tiempo. The Boatshed tiene siete habitaciones y se siente como una casa, un verdadero placer. Dan ganas de vivir aquí.