Nos despertamos temprano para salir en tren hacia Kamakura, una ciudad que se encuentra muy cerca de Tokio, por lo que es una excursión perfecta para conocer algo distinto sin viajar muy lejos. El tren es una maravilla, siempre limpio, siempre confiable. En menos de una hora estábamos en Kamakura.
Este lugar tiene unas vistas impresionantes porque contrasta escenarios de montaña con la costa, además de una gran cantidad de templos y santuarios. Además, fue la capital del shogunato Kamakura, una dictadura feudal militar que duró casi 150 años, entre los siglos XII y XIV.
Gran Buda
Kamakura tiene uno de los budas más grandes de Japón; de hecho, se construyó justamente para superar al de Nara. La escultura tiene 13.4 metros de altura y pesa alrededor de 121 toneladas. Se puede acceder a su interior, hueco y formado por placas de bronce. El buda se encuentra en posición de loto, y contemplarlo es toda una experiencia tanto por su tamaño como por su ubicación perfecta en medio de la naturaleza.
Templo Hase-dera
Este templo budista se encuentra enclavado en la montaña y tiene unos jardines muy bien cuidados, con una gran diversidad de flores que cambian dependiendo de la estación. Hay varias cuevas dedicadas a la diosa Benzaiten que hay que visitar, pero manteniéndose bien agachado porque son muy bajitas. Como parte del luto de los padres que pierden a sus bebés, hay una tradición de comprar pequeñas estatuas Jizō que se forman en largas filas y se van cambiando cada año. Como en la mayoría de los templos, se pueden hacer peticiones por escrito; la diferencia aquí es que se escriben en conchitas en lugar de tablas de madera.
Santuario Tsurugaoka Hachiman-gū
Este santuario sintoísta es símbolo de la antigua capital y está dedicado al dios de la guerra. Los estanques son impresionantes y el diseño del paisaje alrededor del agua es impecable. Aquí, cada objeto está pensado para que tenga su propio espacio, por lo que el santuario está lleno de rincones que transmiten mucha paz.
Hōkoku-ji
También conocido como “Templo de bambú”, en este sitio fueron enterrados diversos personajes del shogunato. El bosque donde se encuentra el templo es un espacio de meditación perfecto; caminar entre los senderos de bambú y observar diferentes esculturas budistas ayuda a despejar la mente. Desde el punto más alto, la vista hacia el mar es espectacular.
Komachi-dori
Esta calle con locales comerciales es muy angostita y pintoresca. Hay tiendas de cerámica, textiles y souvenirs; también hay restaurantes, cafecitos y mucha comida callejera. Vale la pena recorrerla para entender el ambiente de la ciudad y probar algunas de las especialidades, como las croquetas o el helado de camote. Una tienda que llama mucho la atención es IORI, donde puedes encontrar hermosas toallas para todos los usos y de la mejor calidad.
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