Días de mala suerte y meses para sembrar arroz: un viaje por el calendario japonés
Al igual que otras culturas asiáticas, el calendario japonés se rige por las fases lunares y tiene una amplia influencia en sus costumbres.
POR: Paola Gerez Levy
El pasado 22 de enero se celebró el Año Nuevo chino, una fecha variable y desfasada respecto al calendario gregoriano debido a que está sincronizado con la luna. Cabe resaltar que esta celebración no ha sido exclusiva de China, sino que la ha compartido con otros países asiáticos como Japón a lo largo de la historia. Y, a pesar de que el país del sol naciente utiliza oficialmente el calendario occidental, aún conserva numerosos elementos del calendario tradicional japonés que revelan detalles de su cultura.
¿Cómo se lee el calendario japonés?
Podría considerarse que los nipones son bilingües en leer –y vivir bajo el ritmo de– dos líneas del tiempo paralelas. Y es que, en pleno siglo XXI y pese a la prevalencia del calendario gregoriano, los calendarios en Japón por lo regular incluyen diversos indicadores de nengō, el antiguo sistema de medición del tiempo. A un lado de las fechas gregorianas se escriben los kanjis o ideogramas equivalentes al calendario tradicional.
Los meses, si bien tienen un nombre definido, hacen referencia a las actividades que normalmente se realizan en esa etapa del año. De esta forma, a los meses de febrero y mayo equivalen a kisaragi –mes del cambio de ropa– y satsuki –mes para sembrar arroz– respectivamente.
Del mismo modo, cada día de la semana va acompañado por un carácter referente al rokuyō, un concepto sin igual que determina la fortuna, o falta de ella, y consiste en un ciclo repetitivo de seis días. El taian, por ejemplo, es el día más favorable de todos y se escribe con rojo en los calendarios; es ideal para agendar eventos como bodas o juntas importantes de trabajo. Su opuesto es butsumetsu, día en que se procura evitar reuniones especiales. Sin embargo, no todo es blanco y negro, pues existe el sakimake, que augura mala fortuna en la mañana pero mejor suerte por la tarde, o el tomobiki, un día de buena suerte a cualquier hora excepto al mediodía.
En cuanto a los años, existen dos periodicidades que aplican. Una es eto, la cual designa un animal del zodiaco a cada año, similar a como sucede con el calendario chino. Esta es una secuencia de 12 años que inicia con el año de la rata y termina con el del jabalí. Por otro lado, el calendario japonés utiliza las eras, las cuales se delimitan por la duración del reinado de los emperadores incluso en la actualidad. El recuento de los años reinicia con cada nueva era, de manera que 2023 se denomina Reiwa 5: el quinto año de la era Reiwa, la cual inició en mayo de 2019 y significa “orden y armonía”.
¿Por qué Japón abandonó el uso del calendario lunar?
Desde inicios del siglo VII hasta finales del XIX, el país insular se rigió por un calendario lunar de origen chino que avanzaba coordinado con las fases del satélite, siendo la luna nueva la transición entre los meses. Como sucede en los calendarios lunares –aún presentes en las culturas hindú, hebrea o musulmana– los años duraban 354 días y se ajustaban con lunas intercalares, lo equivalente al año bisiesto en la modernidad.
El 1 de enero de 1897 fue revolucionario para los japoneses, pues fue el día en que entró en vigor el calendario gregoriano. Esto sucedió en una moción durante el gobierno Meiji en la que se buscó alinearse con los sistemas occidentales –casi 300 años después de que la cristiandad se unificara bajo un mismo calendario tras la resolución del Papa Gregorio XIII. Sin embargo, Japón no fue de los últimos en adoptarlo, pues los países bálticos, entre otros, hicieron el cambio hasta la década de 1910.
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