Día 1
Un par de cosas para tomar en cuenta. Corea del Sur es un país de contrastes y su capital no es la excepción: de lo más tradicional, con sus palacios y templos, a lo más moderno, en sus estaciones de metro y sus barrios comerciales repletos de anuncios luminosos, pasando por sencillos puestos callejeros que venden verduras sobre las aceras o callejones atiborrados de animados restaurantes, todo en un par de cuadras. Hay que ir preparado para cambiar de uno a otro en un par de minutos. Segundo, las distancias en Seúl son grandes y el clima puede ser extremoso (el verano es muy caliente y el invierno especialmente duro).
Por eso, primero lo primero. Aprender a moverse en el metro hace la diferencia, y la vida del viajero más sencilla. Pero ojo, muchos de los servicios que utilizamos todos los días, como Google Maps o WhatsApp, no funcionan aquí; este es territorio Kakao. Otra buena opción puede ser Citymapper, pues la mayoría de los nombres aparecen escritos con el alfabeto romano. Ya en el subterráneo, las estaciones son muy grandes y tienen cientos de salidas, por eso la clave es buscar el lugar de destino (por ejemplo, un museo) y seguir las instrucciones tal como aparecen en la aplicación, siempre buscando la salida indicada.

10:00
Resuelto el método de transporte, hay que empezar por la historia. Hay cinco palacios en Seúl, todos más o menos por la misma zona. Quienes tengan más tiempo deberían dedicar dos días completos a recorrerlos con calma. Para los que tengan apenas un par de horas, pueden enfocarse en Gyeongbokgung, el más grande y espléndido de todos, en pie desde 1395. El palacio ofrece un paseo muy completo, con más de 500,000 metros cuadrados de superficie y varios edificios. Lo que más llama la atención es el riquísimo trabajo en las construcciones, todas de madera y decoradas con delicados diseños llenos de color. Una nota: no se sorprendan al ver a muchos visitantes ataviados con los tradicionales hanbok, los trajes típicos coreanos. La mayoría de los palacios ofrece la entrada gratuita a los que se animan a hacer la visita vestidos así.
12:00
Antes de continuar el paseo, vale la pena una parada en Cafe Onion Anguk, una cafetería moderna en una preciosa casa antigua, con un patio central que ilumina todo el espacio. Además del café hay que aprovechar para probar alguna de las delicias de panes que ofrecen: lo bueno es que están todas en exhibición, para tentar hasta al mejor portado. Aunque tienen otras sucursales, esta es la favorita por su ubicación y el edificio.
13:00
Es hora de visitar Bukchon Hanok Village, algo así como viajar 600 años atrás: se trata de un barrio tradicional, con construcciones típicas que quedó atrapado en medio de una gigantesca metrópoli. La mayoría de las casas mantiene el estilo, aunque ahora en su interior; en lugar de viviendas hay restaurantes, cafés y tiendas de ropa o cerámica tradicional. Lo ideal es tomarse un par de horas para caminar por las estrechas calles empinadas donde antes vivían los nobles y asomarse a cada casa que esté abierta.
15:00
Del otro lado de la ciudad, y si el clima lo permite, una caminata o un paseo en bicicleta por Yeouido Hangang Park ayudará a los viajeros a disfrutar Seúl desde una perspectiva distinta. Simplemente cruzar el río Han ya nos ayuda a entender las dimensiones de esta ciudad de 25 millones de habitantes. Hay varios espacios que ofrecen renta de bicicletas por hora, además de espacios para comer y relajarse.
17:00
Aunque todas las experiencias de mercado en Seúl valen la pena –habría que dedicarle una mañana completa a Namdaemun, por ejemplo–, la del mercado de pescado de Noryangjin es la más fascinante. Lo que más llama la atención a primera vista es que los peces están vivos, en peceras, baldes de agua o cubetas, y no es sino hasta que se hace la compra que el pescadero sacrifica al animal. Parece más un acuario que un conjunto de tiendas. El mercado se divide en dos plantas: en la parte de abajo, las tiendas y, en la de arriba, los restaurantes. El sistema permite comprar el pescado fresco y luego subir a que un restaurante lo prepare. Más fresco, imposible.

19:00
El día puede terminar en Gangnam, que, más allá de deber su popularidad a un one hit wonder, sí es uno de los barrios modernos que toca visitar. Este es el lugar ideal para hacer compras y, sí, hacerse de algunos famosos productos de belleza coreanos. La flagship store de Jung Saem Mool es como un museo de productos de belleza y no sería mala idea anotarse a una minisesión de belleza en Sulwhasoo, un spa que ofrece sus propios productos para el cuidado de la piel. Se puede reservar alguno de sus tratamientos en línea, para no quedarse con las ganas de un tratamiento coreano.
21:00
Para cenar, dos opciones coreanas: KwonSookSoo ofrece comida local con una interpretación moderna, mientras que Hyodo Chicken se especializa en pollo frito, y la verdad no decepciona. Suele haber fila, pero vale la pena cada segundo de la espera.
Día 2
Antes de arrancar el segundo día, un par de anotaciones. Igual que en Japón y en muchos otros países asiáticos, las tiendas de conveniencia son parte del viaje. Siempre hay que dedicarle unos minutos a encontrar curiosidades. Segundo, la ciudad está trazada por grandes avenidas, pero la vida transcurre en los callejones traseros, en pequeños pasajes comerciales y calles estrechas. Hay que buscar salir de la avenida principal para encontrar la verdadera vida callejera.
10:00
Si sólo hay tiempo para visitar un museo en Seúl, ese tiene que ser el Museo de Arte Leeum, un espléndido espacio de arte que presume la colección de Samsung, una de las marcas coreanas mejor posicionadas del mundo. Dividido en dos secciones, una que alberga la colección de arte clásico (en un edificio del arquitecto Mario Botta) y otra que guarda la colección de arte contemporáneo (obra de Jean Nouvel), es un museo de tamaño perfecto que se recorre cómodamente en un par de horas.
12:00
Itaewon es el barrio hípster y queda al pie del Leeum. Lleno de callejones y estrechas callecitas, oculta tiendas, restaurantes y muchos bares (es ideal para una salida nocturna). Con el objetivo de llegar a comer a Neungdong Minari, por ejemplo, se puede hacer una muy buena caminata, cruzando el barrio y luego el Parque Yongsan.

13:00
Hay que aprovechar una visita a Seúl para aventurarse a descubrir más allá del famoso BBQ. En Neungdong Minari se especializan en preparar gomguk, una sopa que se elabora con carne de ternera y huesos (lo que explica que el caldo tenga un color turbio). La sopa se sirve con distintos toppings y acompañamientos, y es especialmente reconfortante. Perfecta para recargar energías.
15:00
Para entender lo más posible Seúl en poco tiempo, este paseo debería concluir recorriendo el Gyeongui Line Forest Park. Este proyecto recupera el espacio que ocupaban unas antiguas líneas de tren al convertirlas en un parque urbano que se extiende por seis kilómetros, revitalizando a su paso varios barrios de la ciudad. A lo largo del camino hay espacios para descansar, baños y servicios, además de cientos de cafés y restaurantes que han aprovechado este espacio peatonal para regalarles a sus clientes una vista libre de autos. Se puede empezar cerca de la estación Gajwa y llegar hasta el Memorial de la Guerra de Corea.
19:00
Para concluir el día, Hongdae es el barrio de la gente joven, por su cercanía con las universidades. Es súper común encontrarse con grupos de música en las plazas y con tribus urbanas con looks eclécticos. Este también es el lugar ideal para hacer alguna compra antes de emprender el camino de regreso.
