Una vuelta rápida por Perú. Arrancamos con mucha gastronomía en Lima y visitas a museos con piezas que parecen de otro planeta, pero que son de hace ocho mil años. Esto nos prepara para la sorprendente región de Ica, lugar de los geoglifos más importantes del mundo y un desierto inaudito.
Primera parada: Bam Bam Cevichería
La primera recomendación que recibí al decirle a un amigo que iba a Perú fue que en cada oportunidad que tuviera, fuera la hora que fuera, comiera un ceviche peruano. No se equivocó. A media cuadra del mercado se encuentra este lugar especialista en ceviches. Surgió hace varios años como un puesto callejero, causó furor y fue creciendo. Y con razón, pues la combinación de la papa, el choclo y la acidez del limón con la leche de tigre perfectamente lograda hace que estos ceviches estén en otro nivel.
Pasaje Santa Rita 150, Surquillo 15064
Museo Pedro de Osma
Pasamos de volada, en visita exprés, al Museo Pedro de Osma, en el barrio de Barranco. Tan pronto entras ya estás en otra época, en una casa blanca con un jardín hermoso lleno de palmeras, geranios y un ficus enorme. En su interior hay una colección muy impresionante de arte virreinal y muebles barrocos. Además cuenta con una sala pequeña, pero con una vasta selección de piezas de plata que te deja con la boca abierta.
Pedro de Osma 421, Barranco 15063
Martes a domingo, 10:00 a 18:00
Mercado N1 de Surquillo
La mejor manera de conocer una ciudad es con sus mercados, escaparates de información didácticamente a la mano. Una mandarina idéntica a nuestras mandarinas, pero que no es igual. Algo se modifica apenas en una guayaba y sabe a guayaba, pero tiene una cáscara mucho más rugosa. Chiles casi iguales pero distintos. Unos mariscos impresionantes por su mar frío, frío, frío. Hay letreros de frutos que no reconozco, como el tumbo que parece mango, el lulo (un falso tejocote), el airampo (una falsa tuna morada) y ¡cuatro mil variedades de papa!
VXJF+MPH, Surquillo 15047
Restaurante Siete
A unas cuadras, en el mismo barrio de Barranco, se encuentra Siete, restaurante del chef Ricardo Martins, un lugar pequeño y muy acogedor con pósters de los años sesenta y una carta pequeña que se va ajustando según la temporada, y donde por supuesto pedimos todos los mariscos posibles. Callos, navajas a la plancha y camarones para compartir, que acompañamos con cerveza artesanal.
Pedro de Osma 421, Barranco 15063
Líneas de Nazca
El plato fuerte y la razón principal de este viaje son las líneas de Nazca. Salimos muy temprano de Lima para tomar la carretera de camino al aeropuerto de Pisco, al que llegamos en casi tres horas. Ya en el aeropuerto, abordamos una avioneta de 10 plazas y en 30 minutos llegamos al desierto de Nazca. Al asomarnos por la ventana, vimos los geoglifos más famosos del mundo.
El vuelo por la zona de los geoglifos dura otros 30 minutos. En un desierto que en muchos sentidos parece desolado e inhabitable se distinguían estas marcas enormes. Dibujos con una claridad a una escala difícil de imaginar: un mono, un águila, una ballena.
Todos pertenecen a la cultura nazca, presente además en distintos telares y vasijas, que van del año 100 a 800 d.C. La sensación de extrañeza, combinada con el mareo en la avioneta, no me permite procesar inmediatamente lo que acabamos de vivir. Sin embargo, pensando en retrospectiva, me doy cuenta de lo valioso que fue sobrevolar ese paisaje.
La Huacachina
En la región de Ica se encuentra el oasis de la Huacachina, una pequeña laguna con aguas terapéuticas. El paisaje te lleva a otro continente, donde el contraste entre las palmeras, la aridez del terreno y la laguna es incomprensible. Tomamos unos buggies para recorrer parte del desierto y ver el atardecer en las dunas.
De nuevo sientes que estás en otro planeta mientras el sol y el viento en medio de esa magnitud de paisaje desértico te hacen sentir la pequeñez humana. El sol se va y la temperatura disminuye drásticamente, y poco a poco empieza un espectáculo de estrellas difícil de igualar.
Paracas
La extrañeza del paisaje se complica al momento de llegar a la costa. En el departamento de Ica se encuentra la bahía de Paracas, donde puedes subir a una pequeña embarcación para ir a buscar leones marinos y una extensa variedad de aves. Un mar frío, con las mejores condiciones para el marisco que hemos probado, y en el horizonte un desierto de otro mundo.
Museo Larco
Éste es un museo privado de arte precolombino con un tamaño perfecto, una colección de piezas impresionantes, dibujos de la cultura nazca en los telares y vasijas, y una cantidad de piezas de plata y oro que te dejan impresionado. También tiene una bodega abierta al público, que es como entrar a un archivo interminable de pasillos y aparadores con piezas por descubrir. Pocas veces tienes la oportunidad de ver estas entrañas de un museo.
Frente al Parque Larco, Av. Simón Bolívar 1515.
Mérito Rest
Tenemos la suerte de sentarnos a la barra de cocina de Mérito. El chef Juan Luis Martínez se acerca para platicar con nosotros mientras la cocina opera con la misma precisión que un grupo de nado sincronizado. Hay un horno de carbón precioso en la esquina, desde donde salen los ingredientes para que el equipo arme los platillos, uno a uno. La delicadeza extrema en cada presentación y la combinación de sabores y texturas hacen que cada plato lo recuerdes por siempre. Crudos y tostadas encevichadas en presentaciones inigualables. Pulpos, mollejas y pork belly. Y frente a nosotros, encima de una roca, están todos los ingredientes que utilizan en esta carta y que vimos al inicio del viaje en el mercado de Surquillo: sanky, huacatay, ponzu de jora. Es el cierre perfecto para este viaje exprés e inigualable a Perú.
Av. 28 de Julio 206, Barranco 15063