Estados Unidos

Un viaje submarino a la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo (y misterioso) de la Tierra

Pocas personas han alcanzado la Fosa de las Marianas, el punto más profundo de los océanos, pero ¿qué es lo que han encontrado?

POR: Paola Gerez Levy

Un fuerte golpe, seguido de una violenta nube de arena sedimentaria anunció el aterrizaje de la nave sobre el fondo marino, a unos 10,983 metros bajo la superficie del agua. En abril de 2019, Victor Vescovo, un exmarine estadounidense, logró tocar el punto más profundo de los océanos que se conoce hasta ahora: el abismo Challenger en la Fosa de las Marianas.

La Fosa de las Marianas –que desde 2009 es monumento nacional marino de Estados Unidos– se encuentra a 200 km al este de las Islas Marianas. Tiene forma de media luna, con 2,550 km de largo y 69 de ancho; el abismo de Challenger se localiza en la parte sur de la depresión. Su origen es arcaico y se formó con el choque de dos placas tectónicas que se acomodaron en dirección opuesta que cuando se forman cordilleras.

La Fosa de las Marianas tiene una profundidad de 10,983 metros.

Lo que hace a esta masiva zanja natural tan fascinante es que ni siquiera es 100% certera la profundidad que se le atribuye. La dificultad para descender hasta el fondo, debido a la elevadísima presión, convierte en un reto no solo el medir su límite, sino el descubrir las formas de vida en condiciones tan extremas. Un reto aceptado por Vescovo y su equipo.

¿Hay vida en la Fosa de las Marianas?

Las transmisiones del batiscafo del exmarine revelaron imágenes sorprendentes gracias a la iluminación de su faro delantero. El espectro luminoso deja ver un suelo de arena fina y clara con un fondo azul sombrío; el alcance de la luz no llega más que varios metros hacia adelante; después, oscuridad y silencio totales. En las primeras tomas se logran apreciar rocas cubiertas por bacterias verdosas e, inesperadamente, una bolsa de plástico descansando inerte sobre el sedimento.

El Batiscafo Trieste, diseñado por Auguste Piccard, fue el primer vehículo tripulado en llegar al fondo de la fosa de las Marianas, gesta que logró el 23 de enero de 1960. Foto: Wikipedia.

Asimismo, algunos animales tan curiosos como fascinantes se dejaron ver: una anguila dientes de flecha de aguas profundas y un pez caracol de las Marianas. Estos organismos son un tesoro para los biólogos porque permiten investigar los procesos de adaptación, ya que sus cuerpos se han acondicionado a la nula luz solar, a aguas que rondan el punto de congelación y a una presión mil veces mayor a la de la costa.

Cabe resaltar que Victor Vescovo y su equipo, en el proyecto por descender a lo más profundo de los cinco mares, dirigieron apenas la tercera misión tripulada hacia la Fosa de las Marianas de toda la historia. A la Luna, en contraste, se han llevado a cabo el doble de expediciones: esto significa que conocemos más sobre nuestro satélite que de nuestros propios océanos. Y, aunque probablemente no se llegue a conocer completamente la infinidad del espacio, el azul de nuestro planeta no se queda muy atrás, pues, como comentó el propio Vescovo, el océano permanece inexplorado en un 90%.

Victor Vescovo lideró la misión para descender al fondo de la Fosa de las Marianas. Foto: Wikipedia.

Las Fosas de las Marianas a lo largo de la historia

Aunque se han realizado numerosas mediciones de profundidad con sonares y demás equipos sofisticados, únicamente cuatro personas han experimentado la oscura vastedad de la Fosa de las Marianas en carne propia: los oceanógrafos Jacques Piccard y Don Walsh en 1960 (quienes tocaron el fondo a pesar de que la presión pudo haber agrietado y deformado la ventana de su batiscafo); el director de cine James Cameron en 2012 (aunque no alcanzó los 9 mil metros); y más recientemente, cuatro años atrás, Victor Vescovo.

Sin embargo, el interés por el punto más profundo del océano data de siglos atrás. La primera expedición que se propuso calcular cuánto medía la fosa fue el HMS Challenger en 1875, un barco de vela británico que zarpó cargado de múltiples aparatos como medidores de salinidad o escobetas para recolectar muestras de arena. Mediante sondeos, establecieron el límite en 8,184 metros y ese punto fue bautizado como el abismo Challenger.

El HMS Challenger pasó cuatro años realizando mediciones científicas en todo el mundo entre 1872 y 1876. Foto: Museo de Historia Natural Londres

Esta etiqueta no se fijó en aquel punto, sino que ha migrado conforme se han descubierto coordenadas más profundas. A lo largo de los años, diversas embarcaciones con equipos de medición buscaron rebasar este dígito. Con resultados que rondan los once kilómetros –cercano a la altitud a la que vuelan los aviones comerciales–, la profundidad está declarada, por el momento, en 10,983 ± 6 metros: ahí en el actual abismo Challenger.

 
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