Apenas a una hora y media en auto de grandes ciudades como San Antonio, se esconde Hill Contry, un condado que, a pesar de guardar muchas de las tradiciones texanas más entrañables, también es famoso por sus viñedos. Nunca esperaríamos encontrar algo así en el clásico panorama texano, que se debate entre rancherías, carreteras y malls.
El estado sureño es, más bien, conocido por su famoso estilo de vida vaquero, que normalmente no dejaría espacio para el vino. De hecho, el centro vinícola de Estados Unidos está a varios miles de kilómetros de distancia al oeste, en California, donde Napa Valley se han hecho de una reputación mundial, que incluso compite con los mejores vinos europeos. Pero, lo que crece en Hill Country dista, no sólo en kilómetros, de entrar en esa conversación. Aunque por calidad bien podrían ser comparables.
A diferencias de las regiones vinícolas en la costa oeste de Estados Unidos, en los viñedos texanos predominan los proceso artesanales, de pequeños productores, en bodegas independientes. Aunque, de acuerdo con cifras oficiales, la región se extiende por más de tres millones de hectáreas de campo, haciéndola la tercera zona vitivinícola más grande del país, apenas está ocupada por una centena de bodegas. Pero, si por algo se distinguen los vinos de Hill Country es precisamente por su factor sorpresa.
Vino en Hill Country
El clima en esta parte de Estados Unidos es caluroso durante casi todo el año. En la mayoría de la región, esto impacta en un terreno desértico y árido, pero Hill Country es la gran excepción. Un oasis texano, lleno de lagos, aguas termales, ríos e incluso sistemas acuáticos subterráneos que le vienen muy bien al vino por la humedad y condiciones similares a las que se pueden encontrar en algunos de los mejores viñedos de España o Italia.
Aunque los migrantes que llegaron a esta región desde Europa y trajeron con ellos costumbres como, precisamente, la producción y el consumo de vino, en realidad venían de Alemania, las uvas que han proliferado aquí tienen un perfil más mediterráneo.
Entre la centena de viñedos que recorren Hill County, hay opciones como Ab Astris, Lost Draw o Pontotoc, pequeños negocios familiares anclados en el campo y la tradición texana, pero también grandes operaciones como Kalasi o Invention que llevan más tiempo en la región. Todos ofrecen diferentes recorridos dentro de su propiedad, desde tastings, hasta experiencias gastronómicas. Incluso existe un shuttle que lleva a los amantes del vino entre los viñedos de la región y resguarda sus botellas entre cada parada.
¿Qué más hacer en Hill Country?
Por si no ha quedado suficientemente claro, Hill Country ofrece un panorama inesperado de Texas y todo se lo debe a su entorno natural. Además del vino, vale la pena explorar reservas y parques como Pedernales Falls State Park o Inks Lake State Park, perfectos para hacer hikes o acampar. Los ríos Guadalupe, Frío y San Marcos también recorren la región y funcionan para hacer una de las actividades locales: flotar y dejarse llevar con la corriente.
