Corría el año de 1886 y San Diego, un punto en el mapa del recién anexado al territorio de California, Estados Unidos, tan sólo consistía en valles, playas idílicas pero desiertas y un puñado de almas.
Ese tiempo fue uno de gran expansión en la economía norteamericana y empresarios como Elisha Babcock, Hampton L. Story y el desarrollador de San Diego, Alonzo Horton, se disponían a soñar un resort que fuera un emblema de la elegancia y el buen gusto de la nueva costa oeste.
Ese año, los tres recorrieron distintas playas hasta encontrar la de Coronado, en la que decidieron emprender su proyecto. Lo primero: comprar las tierras. Lo siguiente: crear la infraestructura para hacer posible el sueño.
Con una celeridad pocas veces vista, ese mismo año los tres empresarios fundaron una compañía potabilizadora de agua, un servicio de Ferry y la extensión del ferrocarril, con su correspondiente estación. También dividieron el largo territorio en 360 lotes que fueron puestos a la venta y que en tiempo también récord recaudaron más de un millón de dólares.
Tal fue el éxito que apenas un año después tuvieron fondos para comenzar la construcción del hotel.
Victoriano y moderno
El diseño original fue bocetado casi con la misma velocidad, y en él participaron los propietarios y el arquitecto James Reid. La idea era obtener un plano básico sobre el cual ir desarrollando más tarde los distintos sectores del resort. Así, el Hotel del Coronado nació con un pabellón de habitaciones, la recepción, un restaurante y un inmenso jardín.
Decidieron también que la construcción se basaría en un diseño victoriano en madera y para lograrlo, escogieron con cuidado qué tipos de árboles deberían funcionar para cada zona.
La estructura se construyó con abeto traído de Douglas, Arizona; el revestimiento exterior fue hecho con secoya californiana; el vestíbulo fue construido con roble blanco de Illinois, mientras que para el techo de The Crown, el precioso salón, se utilizó pino de Oregón.
A medida que avanzaba la construcción crecían las expectativas: se sabía que el techo de The Ballroom, el salón concebido para fiestas y bailes, con 36 metros de altura y un distintivo techo rojo, se convertiría en un símbolo de progreso en la zona.
Innovaciones en tiempos de cambio
Hacia fines del siglo XIX se produjeron algunas de las invenciones que habrían de modificar la vida de los humanos. Esta modernidad llegó a San Diego de mano del resort: entre sus amenidades ofrecía elevadores hidráulicos, teléfonos y luz eléctrica, que, por cierto, el hotel había extendido a todo el Coronado.
También poseía una máquina de hielo, algo que ahora podría resultar minúsculo y que a fines de 1800 permitió la conservación de alimentos y su consecuente exportación a lugares ignotos.
El favorito de los presidentes y las celebridades
No pasó mucho tiempo desde su inauguración oficial en 1888 para que el Hotel Del Coronado comenzara a atraer a la clase política, artística, cultural y cinematográfica de la época. Algunos de sus primeros y más célebres huéspedes fueron Charles Chaplin, el Príncipe de Gales y L. Frank Baum, autor de la famosa historia de El mago de Oz.
El Hotel del Coronado también recibió a un gran número de presidentes, desde Benjamin Harrison en 1891 hasta Gerald Ford, un siglo más tarde, en 1980.
Some Like It Hot
Cuando el Hotel del Coronado llevaba más de medio siglo de existencia, el director de origen austríaco Billy Wilder lo escogió como set para la que sería nombra “la comedia número uno de todos los tiempos” por el American Film Institute: Some Like It Hot.
En ella, se puede ver a una joven y provocativa músico, interpretada por Marilyn Monroe, vivir una serie de aventuras hilarantes junto a Jack Lemmon y Tony Curtis, quienes interpretaban a dos músicos de Chicago, quienes para huir de la mafia, decidieron hacerse pasar por dos señoritas en una banda compuesta por mujeres.
En la película sobresale Del Coronado como telón de fondo: su preciosa fachada victoriana y el elevado techo de The Ballroom.
El Hotel del Coronado hoy
Fiel a su pasado, el Hotel del Coronado fue evolucionando a medida que crecía la demanda de los viajeros. Así, en 2007 inauguró una zona de villas con vista al mar, y posteriormente fueron agregadas nuevas propiedades. Una de ellas, The Cavanas, suele ser la favorita de quienes eligen el resort para celebrar su boda frente a la playa, y the Views, la preferida de las parejas y grupos de amigos.
En septiembre de este año, el Hotel del Coronado inauguró Shore House, una nueva propiedad: 75 residencias junto al mar de una, dos y tres habitaciones, con vistas extraordinarias al Pacífico, que fue parte del plan maestro de la renovación de Del Coronado, con una inversión única de 400 millones de dólares. Shore House es la opción ideal para disfrutar de la icónica playa en familia, mientras gozas de las amenidades más exclusivas de Del Coronado.
En cuanto a la propiedad original, The Victorian, fue remodelada recientemente pero conserva su belleza inicial. Se trata de una propiedad cuyas habitaciones, de dimensiones menores a las modernas, mantienen la elegancia del siglo XIX en combinación con un diseño de interiores contemporáneo. El lugar perfecto para los nostálgicos de la época dorada de San Diego.