¿Qué hacer un fin de semana en Whistler?

La cercanía entre Whistler y Vancouver puede hacer el viaje perfecto para los amantes de la naturaleza. Quienes visitan la ciudad más verde del mundo deberían aprovechar para juntar su experiencia con la nieve y los deportes de invierno que se practican en la montaña. De hecho, ambos lugares están conectados por una carretera escénica con vistas impresionantes y que, conforme se dirige hacia al norte, van haciéndose más dramáticas. Eso sí, la temperatura también va disminuyendo notablemente.

Lo que espera en la cima

Son apenas dos horas de camino las que hay que recorrer desde Vancouver para llegar a Whistler. Vale la pena pasar por uno de los mejores destinos de deporte invernal en todo el mundo. De hecho, hablamos del resort de esquí más grande de Norteamérica, donde se han trazado pistas de clase olímpica que retan a los más experimentados, pero también sirven para conocer el deporte.

La montaña tiene el tamaño perfecto para explorar y descubrir todos sus rincones en unos días. Es fácil moverse gracias a una red de teleféricos y góndolas con la que te sentirás familiarizado en poco tiempo y que incluso conecta las montañas de Blackcomb y Whistler.

Sin embargo, una de las mejores cosas de este destino invernal es que no sólo se limita a las montañas. Una vez abajo, después de un intenso día de esquí, espera una gran oferta gastronómica, de entretenimiento y relajación.

Gastronomía de altura

Si necesitas hacer una pausa a mitad del día y no quieres el típico hot dog o hamburguesa –que, por cierto, amamos–, te recomiendo visitar Christine. Este restaurante de primera categoría está ubicado en Blackcomb, a nada más y nada menos que 1,860 metros de altitud. Aquí podrás disfrutar excelentes Bloody Marys y una carta mucho más fancy que la cafetería regular, que también amamos. Se recomienda reservar.

Otro restaurante que no puedes perderte es Wild Blue. La novedad de Whistler está dedicada a la cocina del Pacífico noroeste, con énfasis en ingredientes locales y mariscos de aguas frías. Es un lugar ideal para compartir una cena con amigos, disfrutando varias entradas y platos principales. Mi recomendación es probar los ostiones de diferentes lugares, como Fanny Bay, Kusshi en la bahía Deep BC, Beausoleil en Miramichi y Malpeque en la bahía con el mismo nombre. El ambiente del lugar es muy acogedor e incluso el bar es una buena opción para tomar algo y picar sin necesidad de tener una cena larga.

Por último, quiero mencionar Barn Nork Aharn Thai Cuisine. Aunque es pequeño, con sólo cuatro mesas, es uno de los restaurantes favoritos del pueblo. Mucha gente pide para llevar o a domicilio, pero definitivamente vale la pena reservar o llegar temprano para una comida o cena allí. El menú te hará feliz de principio a fin, es honesto y sin pretensiones. Te recomiendo probar el curry verde, el res massaman y el pad thai, todos preparados según la perspectiva callejera de Chiang Mai, en el norte de Tailandia, de donde son originarios los chefs. Además, ofrecen opciones de cerveza tailandesa, como Chang y Singha.

Calma y desconexión

Si buscas relajarte después de un día agotador de esquí, entonces considera dirigirte al Scandinavia Spa. Este lugar está rodeado de bosque y ofrece vistas espectaculares. Cuenta con construcciones de madera y senderos que te llevan a tinas de agua con distintas temperaturas y características. Es el lugar perfecto para recuperarte de los músculos adoloridos por la jornada de ejercicio y disfrutar aguas termales, vapores y saunas.