El mundo pierde al Museo Nacional de Brasil bajo el fuego
Este museo era casa de uno de los acervos históricos y culturales más extensos del continente.
POR: Paola Gerez Levy
El magnífico Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro, es uno de los más icónicos y el más antiguo de ese país. El edificio neoclásico, llamado Palacio Real, se utilizó primeramente como la residencia de la familia real del rey Juan VI que en 1818, fundó un Recinto Real en el centro de la ciudad. Más tarde, en 1822, con la independencia de Brasil, el edificio se nombró Palacio Imperial y fue habitado por los únicos dos emperadores que ha tenido Brasil. Finalmente, en 1889, cuando el país sudamericano se convirtió en República, las piezas de arte y biología más importante del país se trasladaron a dichas instalaciones y recién ahí se fundó el MUNAB.
200 años después de su fundación, el 2 se septiembre de 2018, el Museo Nacional de Brasil se quemó debido a un incendio que irrumpió durante la madrugada.Según crónicas de los numerosos testigos del siniestro; el fuego alcanzó tal intensidad que los bomberos tardaron horas en sofocarlo. Y aunque no hubo víctimas, ya que el incendio comenzó ya cerrado el museo, las llamas afectaron el exterior y el interior del edificio, y con ello el enorme acervo cultural e histórico que estaba ahí resguardado.
Dicho acervo comprende colecciones de antropología, de arte, la biblioteca más grande de Río de Janeiro y miles de objetos arqueológicos de civilizaciones de todo el planeta. Se creer que durante la noche se perdieron alrededor de 20 millones de objetos, piezas, obras y publicaciones .
Hay que destacar que esta tragedia deja un hueco invaluable en la cultura, no sólo de Brasil sino de todos el mundo. Después de todo en el palacio se encontraba el esqueleto de Luzia, el fósil humano más antiguo en América Latina, el meteorito de Bondegó y las más extensas colecciones paleontológicas y de arqueología clásica y egipcia en toda Latinoamérica.
Lo anterior deja un importante mensaje al mundo; el Museo Nacional de Brasil llevaba cuatro años sin recibir los miles de dólares anuales que le otorgaba el gobierno al recinto para realizar trabajo de conservación, investigación y mantenimiento del edificio.
Pero además no está demás recordar que los museos son patrimonio de todos. Si se respetan los acervos y los presupuestos destinados a su conservación, puede reducirse la probabilidad de que vuelva a ocurrir un desastre como éste.