Chacarita y Villa Crespo: dos barrios por descubrir en Buenos Aires

En Buenos Aires siempre hay algo nuevo que ver y estos dos barrios se han convertido en el centro de todo lo nuevo en la ciudad.

06 Jun 2023
Buenos Aires nunca ha dejado de ser uno de los epicentros culturales de América.

Buenos Aires nunca ha dejado de ser uno de los epicentros culturales de América.

Chacarita

No solía ser turístico ni mucho menos estar de moda, pero en los últimos años –y con un shot de aceleración después de la pandemia– se convirtió en uno de los barrios cool de Buenos Aires. Entre las aperturas más aclamadas y los eventos de todo tipo, todavía hay casas tradicionales y las estilo “chorizo”, cuadras de adoquines, vecinos que riegan la vereda temprano, verdulerías con los cajones de frutas frescas a la vista, y reinan las mesitas que le ganan a la calle, donde sentarse a tomar un café y ver la vida pasar.

Falena, los libros como refugio

Más que una librería, éste es un espacio para tomar un café, perderse entre los libros, las plantas, el patio, la terraza y sus sillones, y quedarse suspendido en el tiempo. Falena es atípica desde el principio: la fachada de ladrillo no tiene vidrieras, está casi escondida y se tiene acceso tocando un timbre. Originalmente era una casa de 1930 donde funcionaba un taller de artistas, pero en 2016 Marcela Giscafré le dio vida a este espacio cultural con nombre de mariposa nocturna. Se puede encontrar ejemplares de arte, fotografía, viajes, cine, teatro, poesía, narrativa de todo el mundo y ediciones especiales exquisitas.

Charlone 201, Chacarita, Buenos Aires

@falenalibros

Entre la selección de Falena hay algo para todos. Foto: cortesía.
Entre la selección de Falena hay algo para todos. Foto: cortesía.

La Fuerza, el vermú argentino

Haciendo esquina, con mesitas siempre repletas de gente en la vereda y una terraza fabulosa, La Fuerza es un bar actual inspirado en los bares tradicionales porteños y también es vermutería, porque producen, con el mismo nombre, el primer vermouth de los Andes –o mejor dicho, a lo argentino, vermú–. Elaborado en la provincia de Mendoza, con vinos locales y más de 30 botánicos de Argentina, además de hierbas silvestres que se recolectan al pie de la cordillera, es la reivindicación de un clásico de identidad nacional. Para beber con soda de sifón y acompañarlo con buñuelos de acelga y milanesa. Más argentino, imposible.

Dorrego 1409, Chacarita, Buenos Aires

@lafuerzabar @lafuerzavermu

Además de su local en Chacarita, puedes conseguir una botella de La Fuerza en otros lugares de Buenos Aires. Foto: cortesía.
Además de su local en Chacarita, puedes conseguir una botella de La Fuerza en otros lugares de Buenos Aires. Foto: cortesía.

Naranjo Bar, de vinos y copas

Su nombre se lo debe al enorme árbol frutal que está en la entrada y que les da sombra de día a las mesas desperdigadas por la vereda, que se suman a las del salón, emplazado en un antiguo local del barrio. Naranjo es, ante todo, un bar de vinos, con aire joven, descontracturado y con una selección de etiquetas excelente y variada –con interesantes propuestas de vinos naturales y, haciéndole honor a su nombre, de la variedad naranjo–. Siguiendo la moda porteña, ofrecen platitos para compartir, cocina estacional y ambiente con onda.

Carranza 1059, Chacarita, Buenos Aires

@naranjo_bar

Naranjo Bar fue una idea que se gestó durante la pandemia. Foto: cortesía.
Naranjo Bar fue una idea que se gestó durante la pandemia. Foto: cortesía.

Anchoíta, popular con razón

Es, quizá, el restaurante más buscado de la ciudad: cada vez que abren reservas, se agotan en minutos y colapsa el sistema. Conseguir una mesa puede requerir meses de antelación. Pero no es sólo la fama: Anchoíta es un verdadero laboratorio gastronómico, creación del multifacético empresario y filántropo –además de piloto, actor y director de cine– Enrique Piñeyro. Una especie de bodegón moderno, con una cocina innovadora para todos los gustos: carne de pastura, pescados de río y de mar, charcutería propia, cava de quesos argentinos, vegetales orgánicos –la mayoría, de la huerta propia– y una selección de vinos de alto nivel, curada por la prestigiosa sommelier Valeria Mortara. El dato extra: a la propuesta del restaurante se suma Anchoíta Cava y La Panadería de Anchoíta.

Juan Ramírez de Velasco 1520, Chacarita, Buenos Aires

@anchoitabuenosaires

El menú de Anchoíta es un amplio universo gastronómico. Foto: cortesía.
El menú de Anchoíta es un amplio universo gastronómico. Foto: cortesía.

Villa Crespo

En Villa Crespo se multiplicaron y expandieron las propuestas gastronómicas y culturales, y hoy es la zona favorita de las nuevas generaciones que huyen de la pose artificial de otras para conectar con un estilo más relajado y sin prejuicios. Algo lindo, justamente, es que la típica vida porteña todavía se respira en estas calles.

Chuí, selva en la ciudad

En el límite entre Villa Crespo, Chacarita y Colegiales, detrás de una puerta de chapa misteriosa y tras una espera que vale la pena, está Chuí. Abrió en 2021 y ocasionó furor desde sus comienzos. En lo que supo ser un baldío colindante con las viejas vías del tren de San Martín ahora hay un patio inmenso, cocina y fuegos a la vista, y un jardín selvático imponente. Fusiona arquitectura que integra el espacio –el salón es un inmenso galpón abierto y suma mesas al aire libre– con menú que pone el foco en vegetales, hongos y granos, dejando por fuera la carne y priorizando los conceptos de estacionalidad y temporalidad del producto. Ofrecen platos y platitos para compartir, y las pizzas de masa madre de larga fermentación al horno de barro son el hit –punto a favor para la de ricota, pesto y nueces pecanas–. La focaccia con paté de hongos es el plato infaltable para empezar (un detalle: cultivan sus propios hongos, que se pueden ver en la vitrina que sorprende al ingresar al salón, con gírgolas, setas y otras especies).

Loyola 1250, Villa Crespo, Buenos Aires

@chui.ba

En medio de una cultura de carne, Chuí ofrece una opción vegetariana. Foto: cortesía.
En medio de una cultura de carne, Chuí ofrece una opción vegetariana. Foto: cortesía.

Julia, el restaurante del que todos hablan

Mezcla de bistró, cocina informal y fine dining –aunque se definen como “cocina indie”, por lo independiente sumado a una filosofía de vida consciente y una gastronomía inclusiva–, es uno de los restaurantes del momento en Buenos Aires. En 2022 entró en el ranking de los Latin America’s 50 Best Restaurants y está comandado por Julio Báez, de los chefs más reconocidos de la nueva generación de cocineros argentinos. Sólo 22 cubiertos, platos sabrosos, bellos y con identidad propia, donde se prioriza los productos estacionales y la estética es tan parte de la búsqueda como el sabor y la experiencia.

Loyola 807, Villa Crespo, Buenos Aires

@julia.restaurante

Julia ha ganado reconocimiento internacional. Foto: cortesía.
Julia ha ganado reconocimiento internacional. Foto: cortesía.

Sampa, parrilla (plant-based) al paso

El salón se dispone alrededor de una barra rectangular que deja en el centro a la protagonista indiscutida a la vista: la parrilla. Pero no es como cualquier otra que pueda encontrarse normalmente en Buenos Aires, porque ésta es 100% plant-based –una movida que también en la capital de la carne está cobrando cada vez más fuerza con propuestas de calidad, como ésta–. Sampa nació en octubre de 2019 y todos los platos que se sirven tienen al menos un elemento que pasó por los fuegos. La búsqueda está en la calidad del producto –la mayoría, agroecológicos– y la estrella son los hongos, por completo orgánicos. Las gírgolas son el plato imperdible, en todas sus formas: salen asadas a la parrilla o marinadas con salsa criolla y puré de alubias, o tipo ceviche.

Scalabrini de Ortiz 769, Villa Crespo, Buenos Aires

@sampa99v

Sampa le da un twist a la tradición de la parrilla argentina. Foto: cortesía.
Sampa le da un twist a la tradición de la parrilla argentina. Foto: cortesía.

Sicilia Deco e Caffe, con esencia italiana

Emplazado en una esquina que enamora –y que enamoró a su dueña, Lucía Bo, quien cuando vio el lugar disponible lo apartó antes de decidir qué haría con él–, este café es también un mix de las pasiones de su creadora: la buena gastronomía, los viajes y la decoración. La impronta mediterránea está presente en su estética y su carta, con clásicos de la pastelería italiana en nuevas versiones –imperdibles los cannoli o las sfogliatelle, que salen con el café de especialidad preparado por el barista con el blend de la casa–. El extra entre tanta belleza es que muchos objetos se pueden llevar, porque Sicilia es también una concept store donde curan pequeñas cápsulas de objetos inspirados en los viajes: muebles, textiles, cerámica y mucho más.

Beláustegui 700, Villa Crespo, Buenos Aires

@siciliadecoecaffe

Sicilia Deco e Caffe es un viaje al Mediterráneo. Foto: cortesía.
Sicilia Deco e Caffe es un viaje al Mediterráneo. Foto: cortesía.

Mercat Villa Crespo, mercado y cultura gastronómica

Su lema es “menos súper, más mercado”, y es un mercado cosmopolita –fiel a la esencia inmigrante argentina y, particularmente, a la de Buenos Aires, por su puerto, donde llegaban los barcos de Europa–. Se trata de un espacio de 2,700 metros cuadrados distribuido en tres plantas, que es un paseo en sí mismo. Allí conviven 27 propuestas gastronómicas distintas, una por cada rubro. Entre ellas: los Kürtos de Erdely’s –un dulce de tradición rumana–; los quesos y la charcuterie curada por el experto Remo Valenti en Remo; la comida callejera judía en Moisha Bakery, y también productos directo del productor, como verduras orgánicas, hongos, café, panes de masa madre y mucho más.

Thames 747, Villa Crespo, Buenos Aires

@mercatvillacrespo

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