Un safari por Botsuana para ver leones, elefantes y paisajes únicos
La fotógrafa Ana Lorenzana nos lleva por las planicies y lagos de Botsuana, uno de los territorios más enigmáticos de África.
POR: Ana Lorenzana \ FOTO: Ana Lorenzana
Desde la terraza del restaurante del campamento, mientras disfrutaba el espectáculo de colores del primer amanecer y observaba a lo lejos la presencia de leopardos merodeando, me di cuenta de que me encontraba en el otro extremo del mundo. O en lo que parecía ser otro mundo.
Estaba en Botsuana para hacer un recorrido por los campamentos de Wilderness en Chitabe, DumaTau y Vumbura Plains. Y sí, la grandeza de la naturaleza me impresionó de primera mano, pero también la dedicación apasionada a la conservación que impulsa a Wilderness. No por nada es una organización que lleva más de 40 años comprometida con la protección de la vida silvestre africana.
La empresa ha establecido metas ambiciosas, con el fin de duplicar la tierra protegida para 2030. A partir de la identificación de áreas clave –empoderar a comunidades locales, la educación de los niños y la protección de la vida silvestre–, dirigen sus esfuerzos de conservación. Su alcance no se limita sólo a la protección de la vida silvestre, sino que se extiende a la creación de oportunidades laborales para las comunidades locales y la promoción de la educación ambiental, porque hoy día todos sabemos que ésa es la única forma en que un proyecto de este tamaño puede ser sostenible.
Chitabe: el paraíso del safari fotográfico
El recorrido comenzó en el corazón de la Concesión Chitabe, que abraza 28,000 hectáreas en el sureste del delta del Okavango.
Desde el primer safari me sorprendió la forma en que nuestro guía leía el paisaje como si fuera un periódico. Se encontró con unas huellas en el camino, las siguió. Luego, se percató de que había restos de pelo de león que él aseguró que eran frescos. Bastó ese par de pistas para llegar al primer encuentro: una familia de leones. Vimos también elefantes paseando, leopardos acechando, familias de guepardos cazando, pozas llenas de hipopótamos, hienas marchando y jirafas bajo el sol al atardecer. Me enamoré de los avestruces, con su danza loca y elegante.
Wilderness es capaz de transformar cada game drive en una experiencia completa. Las pausas matutinas para tomar café se convierten en momentos inolvidables en plena naturaleza. El jeep se adapta a la ocasión. En cierto momento es el vehículo con el que seguimos a los leopardos y en otro es una mesa improvisada.
En la noche, el personal del campamento entona canciones tradicionales, lo que te transporta a aquel mundo distante de la bulliciosa Ciudad de México.
Aquí, en este rincón de África, a veces la realidad se difumina y toca pellizcarse y volver a entender que esto también es parte de nuestro planeta y que no estás soñando.
Para viajar entre cada campamento, el único medio de transporte es la avioneta. Desde lo alto, noto otro aspecto de la grandeza de la tierra africana: elefantes, un montón de elefantes que anticipan lo que me espera en mi próximo destino.
DumaTau: de leones y elefantes
La segunda parada fue en la Reserva de Vida Silvestre de Linyanti. DumaTau Camp es un campamento recién reconstruido y con vistas panorámicas a la laguna Osprey, por donde pasan todos los días manadas de elefantes. Aquí, la vida silvestre y la comodidad en su versión más sofisticada conviven armoniosamente.
DumaTau significa “rugido del león” en setswana. Pero acá en realidad son los elefantes los que se roban el espectáculo, pues los encuentros con las manadas de estos animales son frecuentes cuando estás en este campamento.
Además de la observación de la naturaleza, DumaTau tiene un spa, una fogata junto a la laguna y una piscina con vistas al agua. Este campamento galardonado cuenta con ocho suites tipo tienda, cada una con piscina privada, sobre pasarelas de madera y a pocos pasos de donde la vida salvaje deambula pacíficamente por el campamento. Me parece surrealista estar dentro de una piscina tomando cerveza al mismo tiempo que los animales salvajes merodean cerca de ti. Sin embargo, en este lugar todo resulta surrealista.
Los interiores, con mosaicos de azulejos artesanales, madera de acacia y textiles locales, reflejan el corazón de Linyanti, uno de los refugios de vida silvestre más preciados de Botsuana.
Para la comida, los chefs preparan alimentos saludables con ingredientes locales y frescos. Igual en tierra que sobre el agua o en las pausas de los game drives, cada uno de los platillos que sirven aquí está cargado de sabor.
En cada game drive, con cada comida compartida y cada atardecer contemplado, se tejía una historia de conservación y conexión humana con la tierra. Este recorrido es la prueba de que el turismo puede ser un catalizador para la conservación y el desarrollo armonioso. Así, uno se sumerge en paisajes increíbles como los de Botsuana, donde no solamente es posible presenciar la grandeza de la naturaleza africana, sino que también te puedes unir a un esfuerzo colectivo para salvaguardarla.
Vumbura Plains: conservación y comunidad
Las villas hechas de lona y madera en Vumbura Plains Camp se integran de manera armoniosa con la región, de tal manera que parecen flotar. Se encuentran en el extremo norte del delta del Okavango, en Botsuana, en una extensa área privada de 90,000 hectáreas. Tienen una plataforma de observación privada, piscina y una sala cubierta para siestas y cenas privadas desde donde se puede observar hipopótamos con frecuencia.
Navegamos por las aguas del delta del Okavango al atardecer, rodeados de papiros y nenúfares. Fue en ese momento que me di cuenta de que estaba experimentando una belleza que nunca antes había presenciado. Porque ver animales en su hábitat definitivamente tiene su encanto, pero el hecho de respirar aire puro y ver cielos por completo pintados de rosa fue lo que más me conmovió en esta aventura.
Con su filosofía de dejar una huella ligera, el menú en Vumbura Plains resalta en sus ingredientes su asociación con agricultores y proveedores locales. Platillos emblemáticos incluyen el uso del polvo de la raíz del lirio acuático del Okavango, conocido como tswii, y el pan phapata, cocido sobre el fuego matutino del campamento.
Los game drives en Vumbura Plains incluyen encuentros con la fauna de la zona; desde los big five (un término que se utiliza para referirse a los cinco animales africanos que los primeros cazadores consideraban como los más difíciles y peligrosos de cazar a pie en África: el elefante africano, el león, el leopardo, el búfalo del Cabo y el rinoceronte. Pero desafortunadamente el rinoceronte ya no está en esta región) hasta las aves exóticas. Pero lo que hace que Vumbura Plains sea verdaderamente especial es su compromiso con la sostenibilidad y la comunidad local.
Durante mi visita tuve la oportunidad de conocer algunos proyectos que reflejan el compromiso de Wilderness con la conservación y el desarrollo sostenible, entre ellos CLAWS Conservancy y EcoExist Projects.
En el corazón de Botsuana, la conservación de leones se entrelaza con las necesidades de las comunidades locales por medio de CLAWS Conservancy y su programa Pride in Our Prides. En un continente donde la coexistencia entre humanos y la vida salvaje ha sido ancestral, la población de leones africanos ha disminuido 50% en los últimos 25 años debido a conflictos con las personas. Ante esta realidad, CLAWS Conservancy ha adoptado un enfoque innovador que combina tecnología y tradición para reducir conflictos y fomentar la coexistencia entre humanos y leones. El sistema de alerta automatizado, desarrollado en colaboración con la Universidad de Siegen, utiliza la tecnología móvil para advertir a las comunidades cuando leones con collares de rastreo se acercan a las zonas de pastoreo. Esta iniciativa ha demostrado reducir los conflictos en 50%. Además, el proyecto busca revivir las prácticas tradicionales de pastoreo para restaurar el equilibrio ecológico y reducir los conflictos con los leones. En Eretsha Village se ha formado la primera manada comunal en Botsuana, con más de 80% del ganado del pueblo. Este enfoque no sólo preserva la vida salvaje, sino que busca la sostenibilidad ambiental y financiera.
En la esquina noroeste de Botsuana, EcoExist Projects se enfrenta al desafío de la convivencia entre la mayor población de elefantes del mundo y las comunidades locales. La región de Okavango Delta Panhandle, donde se centra esta iniciativa, es un escenario en el cual humanos y elefantes comparten un paisaje que abarca desde humedales permanentes hasta extensos bosques. La competencia por recursos como agua, alimentos y tierra ocasiona conflictos entre las comunidades y los elefantes. EcoExist trabaja en la prevención de conflictos y la conservación de elefantes, reconociendo que apoyar a las personas que comparten su hábitat con elefantes es esencial para la supervivencia de ambas especies.
El equipo de EcoExist utiliza enfoques innovadores para mapear y comprender los movimientos de los elefantes, al identificar corredores críticos y áreas de conflicto. Además trabajan directamente con comunidades para implementar medidas de mitigación, como la protección de puntos de acceso al agua y la promoción de prácticas agrícolas que minimizan la afectación en la vida silvestre. Un ejemplo destacado fue poder disfrutar la cerveza Okavango durante todo mi viaje. Este proyecto respalda a las comunidades al comprar mijo directamente de ellas, no sólo para la elaboración de su cerveza, sino para servirla en su restaurante.
Proteger la única tierra que tenemos
En la filosofía de Wilderness, la conservación y el turismo sostenible se entrelazan para forjar un camino hacia un futuro donde la naturaleza y la humanidad coexisten en armonía. Con más de dos millones de hectáreas protegidas, la historia de Wilderness no es sólo una celebración de su legado, sino un llamado a la acción para proteger la única tierra que todos compartimos. La “teoría del cambio” de Wilderness es una guía constante. Al identificar problemas, abordar las causas raíz y realizar actividades con resultados claros, la empresa garantiza un cambio positivo y real.
Mientras tomo el primer vuelo para volver a mi realidad y dejar atrás ese mundo, que parece otro mundo, pienso en la belleza de lo que acabo de presenciar, en la desconexión que los que vivimos en grandes ciudades a veces tenemos con la naturaleza. Pienso que, si nos diéramos cuenta de la belleza del planeta en que vivimos, nos daría mucha más tristeza destruirlo. Mi travesía llega a su fin, pero el vínculo inquebrantable con la naturaleza y la promesa de futuras exploraciones persisten.
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