El Partenón es uno de los sitios más icónicos del planeta. El antiguo templo de Atenea es visto como un símbolo de Grecia y de toda la civilización occidental. Sin embargo, guerras y saqueos han deteriorado el edificio de una manera terrible y, actualmente, prácticamente sólo las columnas quedan en pie. Pero esto podría cambiar pronto.
El Consejo Central de Arqueología de Grecia (KAS por sus siglas en griego) acaba de aprobar un proyecto que propone no sólo restaurar, sino reconstruir los muros internos del Partenón. El proyecto fue formulado por el arquitecto Charalambos Bouras, figura clave en la planificación de la restauración integral de la Acrópolis. Tardó 30 años en realizarse y contempla iniciar con la reconstrucción de la pared norte.
El Partenón: más allá de las columnas
Aunque sus columnas son el elemento más característico del edificio, el interior del Partenón solía albergar una cámara (conocida como sekos) que resguardaba la escultura de la deidad del templo. El sekos del Partenón acoge una escultura hecha por el escultor Fidias de la diosa Atenea elaborada con marfil y oro.
Actualmente los muros (o cella) del antiguo sekos no llegan ni a los 4.5 metros, pues fueron de los elementos más afectados durante los bombardeos y saqueos que ha sufrido el edificio a lo largo de la historia. Con el nuevo plan podrían recuperar su altura original de 13 metros. Se utilizarían 360 piezas originales y 90 nuevas; estas últimas se harían de mármol de Dionysos, un material que se parece bastante al que se usó originalmente para la construcción del monumento.
Justamente uno de los principales debates en torno a la reconstrucción era la aversión a utilizar materiales no-originales. Sin embargo, la decisión del KAS para reedificar esta sección es histórica, dado que marca un parteaguas respecto a la posible reconstrucción de otros elementos del antiguo edificio.
Una historia de bombas y saqueos
La restauración permitirá que el Partenón luzca tal y como lo hacía en el siglo XIX. Fue en ese tiempo cuando el monumento sufrió los principales daños, pues el ejército otomano sitió la ciudad de Atenas durante la Guerra Griega de Independencia y bombardeó el edificio en 1822. Durante esta invasión, las fuerzas invasoras también desmontaron 500 piedras de los muros del Partenón para poder extraer el plomo que se había utilizado para unirlas.
El edificio ya había sido bombardeado en 1687 por fuerzas de la República de Venecia, pero el de 1822 fue más devastador. Ese mismo siglo y diez años antes, Lord Elgin había expoliado los frisos del edificio para mandarlos al Reino Unido. Hoy en día estas obras de arte se encuentran en el Museo Británico de Londres.
Más de un siglo de restauraciones
Los programas para restaurar el Partenón comenzaron desde el nacimiento de Grecia como un país independiente en 1832. Entre 1834 y 1835 se hizo la primera campaña, que utilizó hierro. Sin embargo, con el paso del tiempo este material se oxidó, por lo que una nueva intervención en 1922 tuvo que remendar los daños causados por los arreglos previos.
La presente campaña de restauración comenzó en 1975 con la fundación del Comité para la Conservación de los Monumentos de la Acrópolis. Tras la nueva decisión del KAS, las obras del Partenón entrarán en una nueva etapa que le devolverán al edifico su geometría característica. Se busca también restaurar la identidad del legendario templo.
Una vez que el muro norte sea reconstruido, seguirá el sur. Esto permitirá salvar las secciones del arquitrabe y los frisos. Se estima que estas obras tomen alrededor de 15 años para concluirse.
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