La idea no es nueva. Les llaman mercados, pero son espacios de gastronomía con pretensiones sofisticadas donde, más que hacer la compra, se come. El Mercado de San Miguel, o el de San Antón –ambos en Madrid–, el famoso Eataly en NY, o la Boquería en Barcelona, son algunos ejemplos. Acá la gente viene a pasar el rato, a beber y a picar, moviéndose de puesto en puesto. Y aunque en la ciudad de México tenemos muchos mercados, faltaba uno como éste. La obra de Mercado Roma estuvo a cargo de Rojkind Arquitectos, quienes crearon una mezcla futurista, parecida a la que llevaron a cabo en la Cineteca Nacional, pero clásica en detalles, como los pisos de pasta, las celosías y el uso de maderas.
Dividido en tres niveles, el primer piso está conformado de puestos que ofrecen desde tortas y pozole hasta caviar, terrinas y patés artesanales. En el segundo piso hay un área de restaurantes formales —posiblemente la menos popular— y en la terraza, en el tercer piso, un beer garden que permanece abierto hasta más tarde. Nuestro puesto favorito, sin haber probado todo aún, pues la oferta es infinita, fue La Barraca Valenciana, cuyas tortas bien valen un viaje. Recomendamos “La Malinche”, con res, puerco y chorizo.
El proyecto, que ni siquiera está formalmente inaugurado, se presentó durante la fiesta de clausura de Mesamérica, y desde ese día ha sido un éxito, tanto así que incluso los problemas legales parecen haber pasado desapercibidos. Está por decidirse cómo se resolverá el asunto, pero al final, ¿quién no quiere un espacio para comer, beber, pasear y pasar una buena tarde de sábado?
La vuelta al mundo en tres mercados
Para amantes de pescados
Mercado de Tsukiji, Tokio
Lo más especial es llegar de madrugada para ver de cerca la subasta del atún, pero para eso hay que encontrar a un guía que haga de intérprete y ayude a la gestión.
El más clásico
Mercado Central, Valencia
De arquitectura clásica, aquí los vecinos todavía hacen la compra, aunque algunos puestos se han modernizado. Se puede comer desde un bocadillo hasta un plato de ostras con vino blanco.
Una versión moderna
St. Lawrence Market, Toronto
Una combinación entre tiendas de gastronomía y locales para picar todo el día. Los sábados se instala un Farmers’ Market, y los domingos hay mercado de antigüedades.