Digamos que visitar Tetetlán es todo un viaje, no sólo por la distancia que implica desplazarse a la zona del Pedregal en la Ciudad de México sino por la experiencia sensorial que aquí se vive.
Tetetlán es más que un restaurante de platillos mexicanos con ingredientes orgánicos, es un proyecto gastronómico y cultural establecido en una antigua casa de Luis Barragán.
Quienes entran no pueden concentrarse: lejos de atender las indicaciones de los hostess para elegir una mesa, observan con atención el entorno, impactados por los detalles arquitectónicos y decorativos del lugar, entre pisos de vidrio templado que permiten caminar sobre la piedra volcánica de la zona, escaleras voladas, salones con grandes bibliotecas y hasta una silla columpio en forma de burbuja transparente a la mitad del recinto.
Experiencia culinaria
Fui en familia y para la entrada del menú nos decidimos por una hoja santa gratinada con chapulines y un taco de chicatana, bastante crujiente, por cierto. Luego, la carta tiene una gran variedad de opciones, desde baguettes de lechón confitado con quesillo, guacamole y manzana verde hasta hamburguesas en pan de ajonjolí tatemado, tlayudas, sopes, aguachile negro de camarón, chilpachole, spaguetti con salmón al vino y el plato mixteco, de cecina, mole, queso de rancho y chapulines.
Las tortillas llegaron en un guaje, hechas a mano y al instante, y ni hablar de lo exquisito de las salsas de molcajete con cacahuate y la de habanero con pepitas.
Entre los aperitivos nos ofrecieron mezcal, desde los más comerciales hasta una serie de artesanales oaxaqueños. Nos decidimos por Rufina, un espadín suave que valió la pena.
La carta incluye una tabla de quesos, provenientes de la cava especializada que resguarda el lugar. En ese ambiente, y un poco más de noche, el lugar se antoja para ordenarla y quedarse a platicar por horas con una buena copa de vino tinto en mano (aunque siempre cierran a las 23:00).
El lado cultural
Después de comer, recorrimos la casa, que cuenta con un espacio que fomenta culto al cuerpo, con salones de yoga. También hay una tienda con artesanías mexicanas, que van desde ropa bordada y vajillas de barro hasta juguetes y joyería.
El segundo piso resguarda una biblioteca, decorada con una enorme colección de acetatos ochenteros, en los que se encuentran títulos de Depeche Mode, Beastie Boys y The Beatles.
Por una corta temporada, en el patio principal de la casa estarán los puestos del Mercado del 100, con productos orgánicos. Y ya en la salida, Tetetlán cuenta con una cafetería de productos orgánicos, donde además venden dulces típicos sin glúten y miel maple y de agave. Un espacio perfecto para pasar una tarde de fin de semana.
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