Una visita virtual a la galería Labor de la mano de Club Travesías y Ford Explorer
Una visita virtual a la galería mexicana de arte contemporáneo LABOR
POR: Redacción Travesías
Poco a poco, la vida cultural de la Ciudad de México vuelve a la normalidad. La mayoría de los museos y galerías han reabierto, acatando las medidas de salud y seguridad recomendadas por las autoridades del gobierno de la ciudad, con visitas limitadas y citas previas. Sin embargo, una de las galerías de arte contemporáneo más importantes de la ciudad, la galería LABOR, ubicada en la calle Francisco Ramírez de la colonia Ampliación Daniel Garza –del otro lado de la calle de la Casa Estudio del arquitecto Luis Barragán, uno de los pocos Patrimonios Modernos de la Humanidad de la UNESCO en México– está aprovechando la coyuntura actual para reinventarse completamente.
De la mano de Ford Explorer, Club Travesías ha creado una serie de encuentros virtuales, que los miembros disfrutan desde casa. Recientemente los miembros del Club tuvieron la oportunidad de realizar una visita virtual a la galería LABOR y conversar con su fundadora, Pamela Echeverría. LABOR abrió sus puertas en 2009 y desde entonces se ha caracterizado por trabajar con artistas cuyos procesos creativos se basan en torno a la investigación científica, política y sociológica. Después de trabajar en instituciones como el Museo Tamayo, la Fundación Jumex y el Museo de Arte Carrillo Gil, y dirigir durante cinco años la galería OMR, Pamela decidió abrir su propia galería en 2009. La libertad para trabajar con los artistas que le interesaban y poder exponer su trabajo sin trabas institucionales fue uno de los motivos principales que la empujaron a buscar su propio espacio.
“Para mí era mejor hacer exposiciones con la libertad de hacer los artistas y yo quisiéramos con los recursos que tenía. Es cierto que son mis propios intereses y mis propias obsesiones de entender el mundo lo que me lleva a buscar a los artistas con quienes trabajo.”
LABOR busca enriquecer el mercado del arte en México a través de la formación de nuevos coleccionistas y públicos activos, al promover el pensamiento contemporáneo a través del diálogo y apoyo a los artistas que representa y con los que colabora. La galería mezcla artistas jóvenes y de mitad de carrera, tanto mexicanos como internacionales, con quienes trabaja estrechamente y asume un rol activo en los proyectos que desarrolla. Entre sus artistas se encuentran Santiago Sierra, Teresa Margolles, Pablo Vargas Lugo, Jill Magid, Héctor Zamora, Pedro Reyes, Gala Porras-Kim, Terence Gower, Beatriz Zamora, Antonio Vega Macotela, Irene Kopelman y Etienne Chambaud, por nombrar sólo algunos.
Durante nuestra conversación, Pamela Echeverría nos compartió algunas de sus experiencias más memorables trabajando con estos artistas, así como su visión sobre el futuro del arte contemporáneo y el entramado de galerías tras la pandemia.
A nivel personal, Echeverría confesó que no ha cambiado mucho su dinámica cotidiana, salvo por la imposibilidad de viajar como lo hacía antes. Lo que sí se ha sacudido es el mercado del artes: a raíz de la pandemia se cancelaron importantes ferias, y muchas galerías y museos tuvieron que cerrar también y posponer o cancelar exposiciones. Pamela ha decidido abordar esa incertidumbre de manera creativa, y, como insiste, “sin estrés”.
“Siento que todo este frenesí del mundo del arte, de no perderte ni una bienal ni una feria de repente era ya demasiado. De repente era absurdo saber en dónde ibas a estar en febrero de 2030. Eso no lo vamos a ver sólo en el mundo del arte, sino en muchas cosas….Yo creo que se están dando muchas oportunidades. El dinero sigue cambiando de manos, sólo hay que entender cómo puedes cambiar tú, cómo te adaptas. Nosotros no hemos dejado de vender. Una cosa que me queda clarísima es que nunca vas a poder sustituir una experiencia con una pantalla.”
Desde sus inicios, LABOR ha valorado la experiencia presencial, al transformar la galería en un lugar de experimentación y reunión. Muchas de sus exposiciones recientes más memorables –por ejemplo Música para litófonos de Pedro Reyes, donde el artista reunió a la orquesta de percusiones Tambuco para tocar una serie de instrumentos marmóreos de percusión e inspiración prehispánica creados por él; o la pieza Movimientos emisores de existencia Héctor Zamora, con un grupo de bailarinas vestidas de negro aplastando decenas de vasijas de barro sobre el piso de la galería— tuvieron un fuerte componente experiencial, donde los artistas, las obras, el público y el espacio físico de la galería resultan inseparables. Otras como el Cenote de Pablo Vargas Lugo o Ex Voto de Jill Magid estaban fuertemente enraizadas, de manera física, al sitio de la galería, a su historia y su contexto.
Algunas iniciativas de la galería han encontrado buena salida virtual, como la serie de PERFUME, una curaduría especial de música ambiental. Algunos de sus artistas han presentado obra en otros espacios, como la reciente instalación de Héctor Zamora en el rooftop del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, una intervención tanto delicada como imponente, que cristaliza las tensiones de la vecindad entre México y Estados Unidos y sus recurrentes intercambios migratorios y culturales que siguen ocurriendo a pesar de los desencuentros políticos y los muros levantados en la frontera.
FORD – Labor from Travesías Media on Vimeo.
Pero al final, encontrarse en LABOR, compartir espacio y presenciar arte, seguirá siendo fundamental. Por eso Pamela ha iniciado un rediseño radical del espacio de la galería, removiendo algunos muros y abriendo el espacio de exhibición al jardín. Sin fecha clara definida, y sobre todo, “sin estrés”, la próxima exposición colectiva en LABOR, #todossomoshonolulu, será un proyecto completamente sintonizado con la nueva normalidad, o mejor dicho, la nueva incertidumbre.
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