El Whitney empieza a integrarse a su nuevo barrio, el Meatpacking District. Es viernes por la tarde y la fila para entrar da vuelta a la calle. Sí, visitar el museo es probablemente la actividad más popular de este verano neoyorquino, pero… tampoco es como que la ciudad entera haya cambiado sus salidas de viernes por estar aquí; lo que sucede es que este día del mes, entre las 19 y las 22 horas, uno puede entrar pagando lo que quiera (la tarifa normal son 22 dólares que, a nuestro flamante tipo de cambio, equivale a 350 pesos). He ahí la explicación de la fila.
Es tal la cantidad de visitantes este verano que jueves, viernes y sábados hay horario extendido. Pero, ¿por qué tanto alboroto? La respuesta corta es que con esta pieza Renzo Piano consiguió consagrarse como el mejor arquitecto de museos del mundo. Y no, no estamos exagerando.
La ubicación ayuda. En uno de los extremos del High Line, justo a un lado de The Standard, mirando hacia el río y con todo el nuevo desarrollo comercial de la zona a tan sólo unos pasos, el Whitney vino a darle a su barrio un muy necesitado polo cultural. Pero el museo vale por dos razones: su colección de arte moderno americano (una de las más completas y mejor seleccionadas) y el edificio de lujo que lo resguarda. Y aunque su viejo hogar, obra del arquitecto Marcel Breuer, nos encantaba, es cierto que no puede competir con el diseño de Piano, quien logró integrar los espacios de exposición con terrazas, patios, corredores, miradores, salones y áreas comunes que convierten al museo en una pieza viva.
Pasearse por él es un placer. Los techos altísimos y las salas espaciosas permiten disfrutar sin interrupciones del arte, finalmente el protagonista. Pero las terrazas, los pasillos y los espacios de descanso invitan a los visitantes a detenerse y disfrutar del sencillo hecho de estar ahí. La galería exterior Sunset, de la artista Mary Heilmann, le regala a los espectadores una colección de sillas de colores para interactuar con ellas y con el paisaje. Heilmann resume todo el concepto en una frase, “museums are places to hang out”. En el caso del nuevo Whitney, nunca mejor dicho. Así que la próxima vez que estén en NY, hagan espacio en su agenda y vengan a pasar el rato.
- Don Renzo “Museo” Piano
Algunas veces pareciera como si todos los museos del mundo los construyera este arquitecto italiano. De nuevo, no estamos exagerando. El genio detrás del Centro Georges Pompidou (original de un lejano 1971 y todavía vigente) es la misma cabeza a cargo de la renovación del Museo de Arte de Harvard, la expansión del Kimbell Art Museum, el Astrup Fearnley Museum de Oslo, la Academia de Ciencias de California, en San Francisco, la expansión del Art Institute de Chicago y la del High Museum de Atlanta, por mencionar sólo algunos de los proyectos de la última década. El Whitney no tardará en convertirse en uno de los grandes favoritos, junto al Pompidou de París.