Puede que Canadá, como entidad política, esté celebrando apenas su 150 aniversario, pero estas tierras han estado habitadas desde mucho antes. Arqueólogos descubrieron hace poco evidencia de un pueblo en una isla de la costa oeste, que data de hace 14 mil años. Este hallazgo confirma la historia oral de la nación Heiltsuk, que cuenta que un pedazo de tierra no se congeló durante ese periodo.
Dejando la arqueología de lado, más de 1.4 millones de indígenas viven en Canadá, con diversas lenguas y tradiciones, que son mucho más antiguas que las historias fundacionales que sostienen a la nación. Muchas comunidades aprovechan su herencia para desarrollar experiencias de turismo que ayuden tanto a los canadienses como a los viajeros a descubrir más sobre su legado —mientras le dan un empujón a la economía local.
Los siguientes cuatro itinerarios son buen punto de partida para acercarse a las Naciones Originarias canadienses.
En Talaysay Tours ofrecen un Talking Tree Walk por Stanley Park, en Vancouver, donde se aprende qué plantas utilizan las comunidades para cocinar y hacer medicamentos. Además, se visitan los nueve tótems de este bosque ubicado en plena ciudad. Después de un lunch en Salmon n’ Bannock —donde hay que pedir el salmón curado en casa con crema fresca—, el viajero debe asomarse a la colección (y la tienda de souvenirs) de la Bill Reid Gallery of Northwest Coast Art, para aprender de este reconocido artista haida cuya escultura La canoa de jade tiene un lugar en el aeropuerto de Vancouver.
A medio camino, entre Vancouver y Calgary, se encuentra el Okanagan Valley, una zona importante para la producción de frutas y vinos, y un destino muy popular —todo el año— para realizar actividades al aire libre, como caminatas, vela, golf y esquí. En el pueblo de Osoyoos —con hospedaje en el Spirit Ridge at Nk’Mip Resort—, uno puede pasar la mañana entre exposiciones y muestras de danza y tambores en el Nk’Mip Desert Cultural Center, antes de un almuerzo relajado con una cata de vino de Nk’Mip Cellars.
90 kilómetros al sur Calgary, hay que tomarse un día para visitar Head-Smashed-In Buffalo Jump, un sitio Patrimonio de la Humanidad de la unesco. Aquí, desde hace seis mil años, los indígenas han cazado búfalos (bisón americano) persiguiéndolos hasta un precipicio desde el que los dejan caer. Hoy, en el sitio hay una exposición, una tienda, rutas para caminar y hacer hiking —para ver el risco y el paisaje—, así como una cafetería cuya carta, inspirada en las Naciones Originarias, incluye chili, hamburguesa y guisado de búfalo.
Por el rumbo de la ciudad de Quebec hay que darse el tiempo para pasar una noche en la comunidad Wendake. En el Hôtel-Musée Premières Nations, los huéspedes pueden elegir entre modernas habitaciones o literas en una casa de madera tradicional remodelada, donde se escuchan leyendas alrededor del fuego mientras se bebe un té tradicional. La cena, en el restaurante La Traite, es indispensable, así como el tour del museo de sitio, que cuenta la historia de la comunidad Wendat y sus encuentros con los colonizadores europeos.