Después de tres años de trabajos de restauración y rehabilitación, abrió sus puertas por primera vez al público el último edificio de Gaudí, considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO en Barcelona. Le anteceden la Sagrada Familia, la Casa Batlló, La Pedrera, el Park Güell, el Palau Güell y el Hospital de Sant Pau.
La Casa Viçens, construida entre 1883 y 1888 como casa de veraneo del señor Manuel Viçens i Montaner, fue el primer edificio de Gaudí en la ciudad de Barcelona y en el que se logra ver hacia dónde se dirigiría, años más adelante, en su etapa de madurez, su estilo arquitectónico. La casa, perteneciente al primer periodo de su carrera, refleja la notada influencia mudéjar, oriental y medieval, y la clara presencia de elementos de la naturaleza, características que predominaban en la arquitectura modernista no sólo en Europa, sino también en España, sobre todo en Barcelona, donde se encuentran los ejemplos principales: la Casa Lleo y el Palau de la Música, del arquitecto Lluís Domènech; la Casa de les Punxes y la Casa Amantller (justo a un lado de la Casa Batlló de Gaudí), del arquitecto Josep Puig, entre otros.
Esta propiedad, que durante casi 130 años fungió como residencia privada, fue comprada en 2014 por el banco andorrano MoraBanc a la familia Herrero-Jover, con la intención de recuperar la esencia original del inmueble para convertirla en casa-museo. El proyecto de rehabilitación y restauración corrió a cargo de los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña, Elías Torres y David García, y la ejecución estuvo en manos de la constructora UTE Calaf AMC5.
Durante más de cien años de historia, el edificio ha sufrido varias remodelaciones. Unos de los cambios más significativos se dio en 1925, cuando los Jover solicitaron a Joan Bautista Serra de Martínez, arquitecto y amigo de Gaudí, que la transformara en tres viviendas independientes, es decir, una por piso, pues sería ya su residencia habitual.
SU PASADO
El proyecto de Antoni Gaudí era una casa de verano compuesta por cuatro niveles: el sótano, para el almacén; la planta baja para la sala de estar, el comedor y la cocina; la planta primera, que estaba destinada a los dormitorios; y la planta segunda, para el servicio.
La tribuna de la planta baja era una de las áreas más significativas de la residencia, ya que ésta conectaba el interior y el exterior, permitiendo que la vegetación del jardín pudiera ser vista desde la sala de estar y el comedor.
En la Casa Viçens, a diferencia de otras casas de Gaudí, como la Casa Milà –conocida como la Pedrera– o la Casa Batlló donde destacan las curvas y ondulaciones, sobresalen superficies planas y líneas rectas enriquecidas mediante elementos decorativos: azulejos, hierro forjado y ladrillos que en conjunto crean una visión de belleza, como se puede apreciar en otros edificios suyos de la misma época, entre ellos: el Capricho de Comillas, Pabellones de la Finca Güell y las Bodegas Güell; pero además, el uso abundante de cerámica vidriada con claveles amarillos en la fachada –inspirados en los claveles de India– la dota de gran colorido, y una de sus características esenciales.
En el interior destacan los techos de vigas de madera policromada, adornados con temas florales, pinturas murales de Josep Torrescassana y trabajos de ebanistería. Destaca la reja de la entrada hecha de hierro fundido, en la que se representa la hoja de palmito y las flores de clavel que había en esa época en la finca.
LA CASA HOY
El proyecto de remodelación se ha concentrado en recuperar o recrear algunos de los espacios que a través de los años fueron modificados e incluso desaparecieron ‑como una fuente que se encontraba en el patio, la terraza y una escalera en la parte central del edificio‑, para así apegarse lo más posible al modelo original y adaptarlos al nuevo giro de la propiedad.
Casa Viçens
Dónde: calle Carolines, en el extremo oeste del barrio de Gràcia.