Hace apenas unas décadas, Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, se ha consagrado por su relevancia cosmopolita a nivel mundial. Las importantes instituciones financieras que se han asentado en esta ciudad, el ingreso de sus habitantes, las inversiones petroleras y una pujante actividad turística le han colocado como uno de los centros urbanos más sofisticados a nivel mundial.
Por ello cuando uno imagina los hoteles más hot de Abu Dabi lo más seguro es que se haga pensando en una de las zonas más concurridas y de moda. Lo curioso es que probablemente el hotel más exitoso del momento está construido en el desierto, entre increíbles dunas color naranja, un espectáculo que pareciera hasta extraterrestre.
Su nombre es Qasr Al Sarab y se despliega elegantísimo al interior de las inmensas dunas del desierto Rub’ al Khali. Su inesperada mezcla confluye villas de lujo, piscinas privadas, restaurantes con vistas y spas. Es como un oasis, una visión que aparece como uno de los hoteles más oníricos del mundo. Con 154 habitaciones y 52 villas desplegadas en 7,700 hectáreas.
Por formar parte de un Área Natural Protegida, sus cuidados a la naturaleza son cotidianos. Como ejemplo, su agua es reciclada con el fin de evitar la explotación de los preciados acuíferos. También se hacen esfuerzos diarios por el cuidado del antílope endémico de la zona.
De una arquitectura de lujo que asemeja un antiguo palacio árabe, enormes pasillos, y por su luminosa y laberíntica piscina principal, la experiencia resulta también muy contemporánea. Su ubicación, además, lo coloca en un lugar preciso para ver las estrellas con la nitidez de pocos espacios en el mundo.
Si crees que por estar inmerso en el desierto las actividades escasean, estás en una noción errónea: puedes hacer paseos a camello, caminatas guiadas por el desierto, sandboarding u observar el exotiquísimo arte de los halcones u otras aves: la cetrería. Otra de las increíbles excursiones que ofrece el hotel es un recorrido por las dunas en una big Toyota 4×4; el paseo culmina con una fiesta-té para contemplar cómo el sol se oculta tras las dunas.
La grandeza de Qasr Al Sarab está depositada en su lujo y comodidad pero sobre todo en ofrecer una experiencia en la que uno sale del mundo y se coloca en la inmensidad de uno de los paisajes que más serenidad y recogimiento generan, como el desierto. El de Rub’ al Khali, por su parte, es considerado como el de las dunas ininterrumpidas más grande del mundo.
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