Desde 1976, los Premios Rolex a la Iniciativa forman parte de la Iniciativa Perpetual Planet y han otorgado un reconocimiento a quienes transforman vidas y comunidades enteras para construir un mejor planeta para todos. Siguiendo los valores de calidad, ingenio, determinación y el espíritu emprendedor que ha impulsado a la compañía desde sus inicios, en Travesías presentamos esta serie de Guardianes del Planeta, con perfiles de socios y laureados con Premios Rolex a la Iniciativa.
Como cada dos años, ha llegado el momento de anunciar a los nuevos laureados de los Premios Rolex a la Iniciativa: cinco pioneros que, gracias a su espíritu emprendedor, formarán parte de una red de 160 hombres y mujeres que, con su ingenio, calidad y determinación, trabajan para solucionar algunos de los problemas más complejos y urgentes de nuestro planeta.
Herederos del espíritu aventurero de Hans Wilsdorf, fundador de Rolex, los Premios Rolex a la Iniciativa se otorgan desde 1976; nacieron como parte de la celebración por el 50° aniversario de una pieza de relojería que marcó un antes y un después en el mundo de la exploración: el Oyster, el primer reloj hermético de pulsera. Desde 2019, los premios conforman uno de los pilares de la Iniciativa Perpetual Planet, la cual engloba los esfuerzos por la investigación, la atención y la protección de algunos de los ecosistemas más valiosos del mundo, así como de sus habitantes: las comunidades humanas y su patrimonio cultural, la diversidad vegetal, la fauna más vulnerable y, en fin, el frágil equilibrio del planeta en el que coexistimos.
Aunque parece inabarcable, la constancia, el trabajo enérgico y la construcción de una red de expertos dispuestos a colaborar entre sí, son acciones que han dado resultados: hay proyectos en marcha en 65 países, se han plantado 28 millones de árboles, se han descubierto centenares de especies y protegido a más de 50 en peligro de extinción, así como más de 30 ecosistemas (entre ellos, 57,600 kilómetros cuadrados de selva amazónica). Los emprendedores Rolex han desarrollado 49 aplicaciones tecnológicas innovadoras y realizado 53 expediciones que parecían imposibles. Y todo ello gracias al carácter único de los Premios Rolex a la Iniciativa, que no se otorga por logros del pasado, sino a proyectos emergentes que requieren recursos y apoyo para transformar el mundo.
Nos llena de entusiasmo, por lo tanto, compartir con nuestros lectores algo sobre los pioneros que este año se suman a esta comunidad. Constantino Aucca Chutas, biólogo de ascendencia quechua, enfoca sus esfuerzos en la restauración de los ecosistemas forestales de los Altos Andes. La empresaria keniana Beth Koigi, por su parte, trabaja en el abastecimiento de agua limpia para comunidades en Kenia, para lo que se vale de tecnología basada en energía solar. Inza Koné, primatólogo marfileño, protege mediante el impulso de la gestión comunitaria el bosque de Tanoé-Ehy, característico por su gran biodiversidad en Costa de Marfil. El científico aeroespacial Liu Shaochuang busca crear reservas para la conservación de las últimas manadas de camellos salvajes en el desierto de Gobi, en Mongolia y China. La empresaria social indonesia Denica Riadini-Flesch, de quien hablaremos con más detalle en esta entrega, está decidida a cambiar el panorama de las artesanas que trabajan en la producción de textiles.
Denica Riadini-Flesch: mirar el pasado
La empresaria social indonesia Denica Riadini-Flesch supo, cuando partió a Países Bajos para formarse en el campo de la economía del desarrollo, que esa oportunidad era algo de lo que no podía gozar la mayoría de las mujeres de su país. Por eso, cuando regresó a Indonesia, fundó SukkhaCitta, una empresa social que ayudaría a afrontar dos problemas –uno medioambiental y otro social– vinculados con la misma industria.
La moda tiene en Indonesia tierras en las que el algodón es un monocultivo e implica una enorme proporción de la mano de obra.
Sólo 2% de las mujeres que intervienen en la confección de prendas obtiene un pago justo. Pero quienes trabajan con SukkhaCitta –en cuyo sitio web se pueden adquirir prendas elaboradas con técnicas tradicionales, en un esquema sin intermediarios “de la granja al armario”– ven un veloz incremento de sus ingresos del 60%, lo que activa todo un ciclo de beneficios: las mujeres se hacen cargo de las finanzas del hogar, la nutrición, la educación; revierten los roles de género en sus comunidades, con lo que benefician, en especial, a las niñas, y siembran las semillas de un futuro sostenible. SukkhaCitta, además, les ofrece la oportunidad de continuar su formación en diseño y artesanía, habilidades empresariales y gestión medioambiental. El modelo de mentoría que se ha establecido en algunas escuelas, donde las madres jóvenes pueden adquirir conocimientos de las artesanas mayores y más experimentadas, recupera la transmisión de los saberes tradicionales de madres a hijas.
El otro problema relacionado con la industria de la moda es el medioambiental. El algodón crece con el impulso de químicos nocivos, sobre lo que Riadini-Flesch ha dicho: “Es el cultivo más sucio del planeta por la cantidad de herbicida necesario para cultivarlo. Pero no tiene por qué ser así”. Junto con su equipo, Riadini-Flesch ha recurrido a los conocimientos ancestrales que aún guardan los agricultores indonesios, quienes recuerdan que las abuelas integraban el algodón al ecosistema forestal. SukkhaCitta recupera esos saberes para sembrar su algodón y una veintena de especies diferentes, un trabajo que ayuda a restablecer la salud del suelo y aumenta la biodiversidad. Además, la empresa elabora y utiliza tintes naturales, es decir, colorantes sostenibles, y no los tintes tóxicos de uso habitual en la industria.
A Riadini-Flesch le entusiasma ser laureada con el Premio Rolex a la Iniciativa, pues le permitirá ampliar el alcance de su proyecto: “Es muy especial porque estas mujeres han sido invisibles durante demasiado tiempo y ahora su historia es escuchada y se celebra en todo el mundo”, afirma. El siguiente paso es digitalizar el plan de estudios, para que, gracias a la tecnología, la recuperación ancestral de conocimiento de SukkhaCitta logre beneficiar 10,000 vidas para 2030.