Hace unos días, un hecho sumamente inusual ocurrió en Vancouver cuando locales, visitantes y navegantes captaron el momento exacto en el que dos orcas se acercaron a escasos metros de False Creek, en la costa oeste de Canadá.
Esta visita poco común se debe, según los especialistas, a que los cetáceos nadaron hasta esa zona en busca de focas para alimentarse. Lo que hace pensar que, dado que no había mamíferos en su espacio habitual, tuvieron que nadar hasta la orilla en busca de comida.
Las ballenas fueron identificadas como transitorias por el Acuario de Vancouver, que también funciona como centro de investigación, rehabilitación y conservación de animales marinos en Canadá y es el más grande de ese país. Se trata de una de las primeras instituciones a nivel mundial en incorporar especialistas en ciencias del mar a tiempo completo, para indagar sobre el comportamiento de los animales y adaptar sus entornos en busca de un mejor ecosistema.
Por cierto, Canadá puso en marcha el proyecto de ley S-203 que prohíbe el cautiverio de ballenas, delfines y marsopas, así como la exportación e importación de los cetáceos, al igual que sus embriones y espermas, salvo para fines científicos. Sólo se podrá capturar y transportar estos animales cuando se encuentren en mal estado, o requieran atención personalizada. En caso de infringir la ley, la multa podría ser de hasta 20 mil dólares canadienses (287,65 pesos mexicanos).
Otro caso, el de un oso polar
Un oso polar, visiblemente hambriento y desorientado, fue filmado mientras vagaba por las calles de una ciudad industrial al norte de Siberia, a 800 kilómetros de su hábitat natural. Por desgracia, las incursiones de estos animales en busca de alimento son cada vez más comunes en el norte de Rusia, a consecuencia de la crisis climática y el deshielo.
Tan sólo en febrero de este año, los pobladores del archipiélago de Nueva Zembla (en el ártico de Rusia) vivieron una extraña invasión de osos polares agresivos que iban tras cualquier rastro de sustento comestible. Según autoridades locales, los osos tardaron unos 10 días en abandonar la zona urbana.
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