A miles de kilómetros sobre la tierra se desata este intrigante fenómeno que quizá has experimentado, pero nunca pudiste explicar: el llanto en los aviones. Si te has sentido mucho más sensible mientras ves una película a bordo, o tal vez sólo mucho más nostálgico, queremos decirte que no estás solo. Es algo bastante común entre los pasajeros.
Pero ¿por qué lloramos en los aviones? La doctora Jo Perkins, de la Sociedad Británica de Psicología explica que “el llanto no sólo es un proceso psicológico, sino también físico”. Justamente antes y durante el vuelo, enfrentamos una mezcla de presiones que tienen que ver tanto con nuestras emociones como con nuestro organismo y que preparan el escenario para la liberación del llanto.
Lo emocional
La experiencia a bordo no es placentera para muchos. La tensión comienza días antes, con preocupaciones que van desde olvidar cosas hasta perder el vuelo. “Cuando nos sentamos en el avión, podría ser la primera vez en días que nos relajamos, lo que puede ser abrumador y llevar a una liberación física y emocional”, explica la doctora.
En muchos casos, tomar vuelos también involucran despedidas y reencuentros, cansancio acumulado y expectativas inciertas.
Lo físico
En la altura, nuestra fisiología también juega un papel crucial, pues la presión del aire causa hipoxia leve en el cerebro, afectando nuestra regulación emocional y propiciando las lágrimas.
Otros factores como tomar a bordo, pueden afectar a los pasajeros más de lo que creen. Aunque puede calmar la ansiedad de volar, el alcohol también deshidrata, agravando el efecto de la presión en la cabina. Los efectos de la bebida y la presión son acumulativos, lo que podría intensificar la emoción, al igual que la hipoxia.
¿Qué puede ayudar a calmar la emoción?
Los podcasts de meditación pueden ayudar a calmar una mente acelerada o emocional. Autorregular lo que ves o escuchas y evitar contenido que te haga sentir emocional también puede ser útil para que no te den ganas de llorar en el avión.