Desde 1976, los Premios Rolex a la Iniciativa forman parte de la Iniciativa Perpetual Planet y han otorgado un reconocimiento a quienes transforman vidas y comunidades enteras para construir un mejor planeta para todos. Siguiendo los valores de calidad, ingenio, determinación y el espíritu emprendedor que ha impulsado a la compañía desde sus inicios, en Travesías presentamos esta serie de Guardianes del Planeta, con perfiles de socios y laureados con Premios Rolex a la Iniciativa.
Inza Koné, el primer primatólogo marfileño, es uno de los Laureados con el Premio Rolex a la Iniciativa 2023. Su proyecto de conservación, caracterizado por un fuerte componente social, promete dar cobijo y protección a las especies de primates que viven en Tanoé-Ehy, uno de los bosques primarios más importantes de África Occidental.
La región suroeste de Costa de Marfil oculta nada menos que 11,000 hectáreas de bosque pantanoso. Se trata de un ecosistema único, que alberga al menos 45 especies endémicas de flora y fauna. Varias de ellas, sin embargo, se encuentran amenazadas o en peligro de extinción. Aunque este país ostenta la mayor biodiversidad de la región, también es cierto que sólo 2% de sus bosques se mantienen intactos. El resto se ha visto amenazado por la contaminación y la mala gestión de los recursos, con prácticas como la tala ilegal y la caza furtiva de especies animales, entre otros problemas.
Pues bien, Koné –doctor en ecología animal– ha trabajado cerca de dos décadas en este paraje que combina la abundancia de la naturaleza y los desafíos de la actividad humana. Y aunque el proyecto terminará por beneficiar el todo, su vínculo con diferentes especies de primates, así como el deseo por brindarles protección y conservar su hábitat, es el punto de partida de esta historia: en su infancia, Koné tuvo un babuino por mascota y mejor amigo. Los problemas de comportamiento del animal, en un giro trágico, condujeron a su eutanasia, lo que le abrió los ojos sobre la necesidad de mantener a los animales salvajes en su hábitat natural.
En Tanoé-Ehy habitan cuatro de las especies de primates más vulnerables de esta región de África: el mangabey de coronilla blanca, el cercopiteco de Roloway, el colobo ursino y el esquivo colobo rojo de Miss Waldron, una especie que no se ha documentado científicamente desde los años setenta y la cual, sin embargo, Koné y su equipo siguen buscando, pues han oído sus gritos distintivos. Demostrar su presencia en este bosque ayudaría a solidificar los argumentos a favor de protegerlo contra toda posible amenaza y fortalecer el programa de base comunitaria.
Desde 2006, Koné echó a andar un proyecto de conservación en el que, más que luchar por sí solo por la defensa de los primates, buscó la participación de 11 comunidades aledañas al bosque. Personas que vivían en tensa relación con la vida silvestre –antiguos cazadores furtivos, por poner un ejemplo– hoy son no sólo sus protectores, sino gestores de recursos y quienes más conocen los secretos de Tanoé-Ehy, donde se realizan expediciones mensuales. El proyecto de Koné ofrece a las comunidades la formación necesaria para que sus miembros se conviertan en guardianes de la naturaleza y encuentren formas alternativas de ganarse la vida, desde la creación de una planta de procesamiento de yuca (que ha multiplicado por cinco la producción) o la administración de jardines botánicos en cada pueblo hasta la implementación de tecnologías de orden científico, que permiten incrementar los conocimientos sobre los bosques primarios. Se realizan levantamientos de imágenes con drones, muestreos de adn, seguimiento de cámaras trampa, entre otros métodos para recabar información.
Para Koné, hacerse acreedor del Premio Rolex a la Iniciativa le permitirá mantener motivadas a las comunidades, legitimar tanto trabajo duro e incluso extenderlo hasta la frontera con Ghana. Todos aquellos que han participado en este proyecto saben que estas expansiones y logros son posibles: ya en 2021 consiguieron el nombramiento como reserva natural gestionada por las comunidades e hicieron frente a una iniciativa de producción de aceite de palma que amenazaba con drenar 8,000 hectáreas de bosque. “Lo que nos mueve es el valor de este bosque –asegura Koné–. Ayudamos a las personas a reconciliarse con la naturaleza. Así, los humanos y la fauna pueden vivir en perfecta armonía”.