Un viaje por Jalisco es un recorrido por las tradiciones más profundas de México. La cultura tapatía se ha dedicado a contar nuestra historia más antigua, guardar recetas centenarias, como la carne en su jugo, y proteger patrimonios invaluables, como el Hospicio Cabañas. Al mismo tiempo es un estado lleno de rincones mágicos, que han inspirado a una comunidad creativa y tienen el mismo efecto en cualquier viajero que lo recorre.
Son muchos los que llegan atraídos por el encanto de sus calles, sus historias únicas y su enorme cultura. La mayoría lo hace desde Guadalajara, que, como capital del estado, es su escaparate más vistoso para el resto de México y el mundo.
Sin embargo, lo cierto es que la magia de la cultura tapatía puede encontrarse por todo Jalisco, en rincones fuera del radar, pero llenos de riqueza histórica, gastronómica y cultural. Estos dos destinos son ideales para escapar del bullicio de la ciudad sin perder la esencia de la cultura jalisciense, con autenticidad y familiaridad.
Tequila, para los que buscan tradición
Este pueblo no es precisamente un secreto, pero las mejores maneras de conocerlo y sacarle provecho podrían serlo. Una visita es necesaria para entender el origen de uno de los símbolos más importantes de la mexicanidad: en estos campos y calles nació el tequila, hace más de cuatro siglos, lo que lo hace un destino extraordinario, lleno de historia y cultura.
Aquí se han formado algunas de las casas productoras de tequila que sin duda vale mucho la pena conocer. Desde los grandes exportadores globales hasta pequeñas destilerías que sorprenden a expertos.
No hay nada como recorrer los campos de agave y adentrarse en las entrañas de una fábrica para entender el complejo proceso. Sin embargo, puede que la mejor parte, al menos la más ilustrativa, de una visita a Tequila esté en probar la variedad de destilados que salen de aquí con rumbo a todo el mundo.
Hay varios servicios que organizan catas por las calles para conocer los diferentes matices de su producción y sabor. Los tres elementos para tener en cuenta y apreciar cada trago son color, cuerpo y aroma. Entre sus diferencias hay que escoger un favorito.
Pero, más allá del agave, este es un destino fascinante por la cultura. En un paseo por el centro de Tequila es posible encontrarse con artesanías típicas de la región, además de buenos lugares para probar sus insignias gastronómicas.
Chapala, una escapada romántica
A menos de una hora en coche desde Guadalajara se encuentra el lago más grande de México: Chapala. Sus más de 114,000 hectáreas esconden destinos imperdibles con un clima agradable durante todo el año, que lo convierten en el lugar perfecto para una escapada romántica.
El pueblo de Chapala, que recibe el nombre del lago, es el alma de su ribera. Entre iglesias, mercados y calles se pueden ver los recuerdos de un pasado colonial. Una caminata por su malecón, rodeado de puestos de artesanías y comida, es un ambiente idílico para una experiencia de romance.
Muy cerca de Chapala se encuentra Ajijic, un poblado de coloridas casas que dan al lago y donde se puede dar un paseo tranquilo en pareja. A lo largo de sus calles adoquinadas hay bares, restaurantes y terrazas, perfectos para descansar y admirar los impresionantes atardeceres que, a la hora precisa, se funden con el lago.
Desde Ajijic hay varios hikes para sentirse en completa sintonía con la naturaleza que rodea el lago. En la cumbre del cerro de Chupinaya se puede tener algunas de las mejores vistas de Chapala y, si se sigue el camino por el arroyo de El Tepalo, se encuentran pequeñas pozas y cascadas, tesoros naturales que abundan durante los meses de lluvia, cuando el verdor de la vegetación es más intenso, y donde se pueden crear recuerdos inolvidables e historias para compartir.
