Cuando te encuentras disfrutando de la vista desde la ventana de un avión o tomas una foto para compartir tu viaje con amigos y familia, presumiendo haber volado sobre lugares impresionantes, probablemente te hayas percatado de la presencia de un pequeño agujero en la parte inferior de la ventana.
Aunque parece insignificante, ese hoyito tiene una razón muy importante para estar ahí. Al igual que otros elementos de cualquier avión comercial, el “agujero de ventilación”, como se le conoce formalmente, es un detalle de diseño altamente calculado y funcional. Incluso ha evolucionado considerablemente en el último siglo.
Pero, ¿qué hace ahí y cuál es su efecto en el vuelo? En resumen, todo se explica por la presión durante el vuelo.
Cuando un avión alcanza los 10 mil pies, se produce una diferencia significativa de presión entre el aire exterior y el aire dentro de la cabina, que está presurizada para emular la atmósfera a altitudes más bajas. Pero, para crear estas condiciones, ha sido necesario usar materiales y consideraciones de diseño especiales.
Las ventanas de los aviones, por ejemplo, tienen tres capas de acrílico estirado, en lugar de vidrio. Una capa externa diseñada para resistir cambios de presión a medida que el avión asciende, una capa intermedia que ofrece protección adicional en caso de emergencia, y una capa interna, llamada “scratch pane“, que actúa como una barrera, similar al protector de pantalla de tu celular.
El agujero, que atraviesa todas las capas, permite la estabilización de presión que va pasando entre los paneles de la ventana, hasta llegar al interior de la cabina. Sin estos agujeros, la diferencia de presión podría provocar estrés en la ventana.
Los hoyitos también cumplen un propósito secundario, sin el cual sería difícil tener vistas desde el avión, ya que ayudan a evitar que se forme condensación o niebla entre los paneles.