Entre fines del siglo XIX y hasta 1930, los trenes vivieron su época de oro, y no sólo eso, los viajes que se realizaban en ellos eran sinónimo de lujo. La razón iba más allá del tipo de camarote en el que viajaras: era la posibilidad de recorrer un camino largo, con una vista siempre cambiante, mientras se bebía un trago en el bar o se cenaba en el vagón comedor. Dormir en un cuarto con baño privado era el epítome del placer de viajar. Y hoy todo esto regresa, pero mejorado.
En esta tendencia se mezcla la nostalgia por una época en la que no había apuro por llegar a destino, pues el recorrido en sí era parte de la experiencia de viajar, con la consciencia cada vez más despierta de los viajeros por formas de transporte más sustentables.
Una noche romántica
Si quieres recorrer los 1,233 km que separan París de Viena y pasar la noche a bordo del tren, tu opción es OEBB NightJet. La ruta de 14 horas empieza en la capital francesa, en la estación Gare de l’Est.
Este tren tiene la peculiaridad de que sigue el camino que por años cruzó el Orient Express: pasa por la catedral de Estrasburgo y atraviesa Munich para, por fin, llegar a la renovada estación Hauptbahnhof en Austria, no sin antes probar los panecillos Kaiser con mermelada acompañados de café caliente que te ofrecen como desayuno.
El tren tiene opciones para todos los presupuestos, desde un asiento individual y una habitación con literas, hasta un camarote privado con ducha. Tomando en cuenta que se trata de un viaje de una noche, vale la pena escoger el camarote.
El OEBB NightJet parte los martes, viernes y domingos a las 20 horas, justo a tiempo para ver cómo se aproxima la noche mientras tomas tu cena para ir a descansar como mereces.
Rumbo a Tierras Altas
Pasar una noche en los rieles de Londres con destino a Escocia es una fantasía digna de una novela de Agatha Christie. Un camino de 648 km con duración de 13 horas y media que se ha convertido en una excelente opción para pasar una noche épica a bordo del Caledonian Sleeper.
La travesía comienza a medianoche en la estación Euston de Londres, hasta llegar a Glasgow, Fort Williams o Edimburgo.
Ya sea que elijas un vagón con literas o dobles o un camarote con baño privado, no te perderás el detalle de ser recibido y guiado por un mayordomo, con todo el protocolo.
Cruzar la campiña inglesa y llegar a la frontera escocesa a primera hora del día para ver al amanecer, mientras gozas de las panorámicas de Tierras Altas, es en sí un lujo. Poco antes de llegar a destino el mayordomo tocará a tu puerta para servirte el desayuno fresco, justo a tiempo para observar el pico más alto del país, el Ben Nevis.
De noche por Europa del Este
Todas las noches de verano parte el Adria InterCity de la estación Keleti, en Budapest, para recorrer 753 km con destino a Split, Croacia, cuya estación se ubica justo frente a la playa, la mejor recepción imaginable tras pasar una noche en el camarote.
Los vagones ofrecen servicios para todos los gustos, como el comedor-bar para gozar de un par de copas y una plática nocturna frente a la inmensidad del territorio húngaro, que asoma desde las ventanas, una imagen que en el transcurrir de la noche cambia para mostrar los majestuosos Alpes Dináricos de Croacia.
Las habitaciones con literas (con cupo máximo de seis personas) son ideales para grupos de amigos y/o familias, pero para parejas y solo travelers lo ideal es la cabina individual.