La renta de casas para vacacionar se ha convertido en una opción muy popular entre los viajeros que buscan vivir la experiencia de estar en un destino diferente y sentirse como locales. Y si bien hay una enorme oferta, algunas propiedades ofrecen algo más: la posibilidad de vivir unos días en un espacio con un diseño único.
Bungalow LMM, Tepoztlán
Cadaval & Solá-Morales es una firma mexicana especializada en propiedades de descanso. Algunas de las más reconocidas por su diseño son Casa Ombra, Lounge MA, Casa Girasol y Bungalow LMM, este último ubicado a 12 minutos caminando desde el centro de Tepoztlán y a 50 kilómetros de Ciudad de México.
Situada dentro de una propiedad familiar, la cabaña fue construida con concreto, que la dota de frescura por sus propiedades aislantes.
El exterior está pintado de negro, para no romper con la atmósfera natural de los árboles, mientras que los muros laterales protegen la intimidad de los huéspedes.
Quizá lo mejor es la generosa vista del frente, que al estar completamente abierta pone énfasis en la vista panorámica del valle y crea el efecto de poseer un espacio mayor que los 80 metros cuadrados de construcción.
La cabaña comparte espacios comunes con la propiedad familiar: la piscina y un frondoso jardín lounge. Dos habitaciones son protagonistas: la sala de estar y la habitación principal. Ambas cuentan con terrazas frontales y actúan como un camino que va de la propiedad hacia la naturaleza, lo que mejora tu relación con el entorno.
Al mismo tiempo, las terrazas permiten la entrada de la luz natural a toda la cabaña y conectan así tu privacidad con la belleza natural del ambiente. Es el escondite perfecto para pasar unos días en pareja.
Villa Sara, Cozumel
A 14 kilómetros del centro de Cozumel se encuentra Villa Sara, lo último en la colección de Luxury Cozumel. Con una piscina infinita de 15 metros y 650 metros cuadrados de construcción, la propiedad destaca por su diseño contemporáneo y sus interiores amueblados con piezas de diseñador hechas de teca.
Despojada de objetos innecesarios, aun así no minimalista, cada rincón proyecta un solo mensaje: el buen gusto nace de la combinación entre el confort de lo moderno y la belleza de la naturaleza. Las vistas que ofrece la casa hacia el mar Caribe es un punto más a su favor.
La villa tiene capacidad para 12 personas, con cinco habitaciones de concepto abierto. Cada dormitorio tiene un baño tipo spa y las camas visten sábanas de algodón, con tantos hilos que sentirás que duermes en una nube.
A un lado de la piscina, un camino de madera conecta la propiedad con el mar turquesa: para tocarlo basta con descender nueve escalones. La poca profundidad del mar hace del buceo y el nado actividades imperdibles durante tu estancia.
Después de disfrutar la serenidad del océano, es momento de apreciar la piscina infinita, beber un coctel y esperar el atardecer desde el interior de la villa, la cual ofrece algunos servicios adicionales, como esperarte con la despensa hecha (bajo pedido) y rentar un bote para navegar los días que te hospedes allí.
El servicio de limpieza diario, por supuesto, viene incluido.
La 15 del Centro, Puebla
La posibilidad de vivir por un par de días la experiencia de habitar una casa colonial se vuelve realidad dentro de esta propiedad, ubicada en el barrio del Carmen de la ciudad de Puebla, la cual ha sido renovada respetando sus rasgos originales: desde las fuertes vigas que sostienen el techo de gran altura, revestido rústicamente, hasta las paredes despojadas de todo adorno más allá de una pátina de pintura beige claro.
A lo clásico se suman detalles contemporáneos, como la herrería, el cableado en finas tuberías descubiertas que serpentean por techos y paredes, así como el diseño interior. El resultado es acogedor y moderno.
Como es característico de la época colonial, la casa tiene dos patios interiores que conectan los diferentes ambientes de la casa, abiertos por medio de enormes ventanales que permiten el paso de la luz sin que ésta resulte demasiado directa.
La 15 del Centro, como es conocida esta propiedad, tiene espacio para cuatro huéspedes, distribuidos en dos recámaras. Más allá de su propio encanto y ubicación privilegiada, la casa ofrece amenidades especiales, como el servicio de chef a domicilio, además de que es pet friendly.
Desde la casa al Museo Amparo te separan apenas unos minutos de caminata. Puedes completar tu recorrido dirigiéndote al bar La Ópera, una cantina construida en 1940 y que ofrece un tradicional menyul.
Galopina, Yucatán
Esta propiedad es un sueño hecho realidad para el tipo de personas que busca alejarse del mundo en un entorno natural casi tan puro como el aire del Caribe y aun así tener un pie cerca de la ciudad.
Galopina se ubica a 35 kilómetros de Mérida, cerca del pueblo de Acanceh y sobre la ruta Puuc, desde la que se llega a algunos de los principales sitios arqueológicos de la zona (tan sólo Chichén Itzá y Uxmal están a menos de dos horas de camino).
Diseñada por Taco (Taller de Arquitectura Conceptual), un despacho yucateco que trabaja con la premisa de crear espacios que respeten la naturaleza y la cultura de cada entorno donde se edifica, la casa en sí es un espacio que se integra orgánicamente a la naturaleza que la rodea.
El proyecto nació por iniciativa de una pareja francomexicana, Elisa y Guillaume, quienes cambiaron la agitada vida parisina por las noches estrelladas y el sonido reverberante de la selva yucateca.
La propiedad posee cinco habitaciones amplias y despojadas de pretensiones, con muebles y objetos cuidadosamente seleccionados y aportaciones de diversas partes de la República (como las colchas tejidas de Oaxaca).
La casa puede rentarse de forma parcial o total, ya que cada una de las cinco habitaciones cuenta con terraza privada y suficiente espacio para sentirte en casa durante tu estadía. La cocina está a cargo de Elisa, quien prepara los desayunos y ofrece el servicio de comida (con costo aparte).
Los productos que utiliza son en su mayoría locales, provenientes de su huerto, y la miel llega a la mesa desde su apiario.
Durante el día da un paseo por los senderos de la selva que rodean el lugar y, por las noches, vale la pena guardar silencio en la terraza de la habitación para observar el espectáculo del cielo estrellado acompañado del sonido de la naturaleza.
Lejos —pero no tanto— del bullicio de la ciudad e inmerso en la naturaleza, sentirás como tu alma y cuerpo se conectan profundamente con el entorno.