Uno va a Uruguay a pasarla bien y sin prisas. La pequeña capital al sur del continente ofrece una amplia gama de opciones culturales, arquitectura, música y buenas caminatas.
Dicho eso, para conocer este lugar se debe comenzar por la Rambla de Montevideo y así conocer el alma de la ciudad, el Río de la Plata. Ciclistas, perros, corredores, turistas y paseantes locales con el mate en la mano y el termo bajo el brazo comparten este espacio. ¿Lo mejor? La construcción de edificios frente al mar está prohibida, así que nada puede arruinar la vista.
Otra parada obligada para sentir el pulso de la ciudad es el Teatro Solís. Esta construcción data de 1856 y es el orgullo de todo uruguayo capitalino. La mejor forma de conocerlo es asistiendo a un evento en esta magna sala. Su programación suele ofrecer conciertos de jazz, círculos de cuentos y música en vivo.
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Por otro lado, si se visita el país durante el verano, hay que ir a la playa de Pocitos, un paraje amplio y elegante. No hay sillas ni sombrillas en la playa, así que habrá que traer la propia o simplemente adaptarse al agradable sol.
La Plaza Independencia, en el centro de la ciudad, es otro básico para principiantes. Es el punto de reunión por excelencia para los uruguayos. Busca un restaurante cercano, come una milanesa, pide un mate y estarás más cerca de conocer la cultura de este pequeño gran país.
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