Todos tenemos un amigo que es un extraordinario anfitrión. Ahora, imaginen que ese amigo tiene una casa en la playa y los invita a pasar el verano con él. También se asegura de que cada segundo que pasen en su casa valga la pena. Así se siente estar en el recién reinaugurado Maroma, a Belmond Hotel.
Enmarcado por 80 hectáreas de selva tropical, este sitio se siente tan familiar y privado que se aleja de los sentimientos que a veces nos provocan esos resorts gigantes del Caribe mexicano.
La propiedad abrió sus puertas por primera vez en 1995 y hace un par de años volvió a cerrarlas para atravesar una extensa renovación. Se aseguraron de preservar la arquitectura y el diseño original de la propiedad, pero con un nuevo aire de frescura. El tema del diseño estuvo a cargo de Tara Bernerd, quien trabajó mano a mano con artesanos y diseñadores locales para rendir homenaje al legado mexicano, tanto que 80% de los objetos decorativos están hechos en México. Por ejemplo, el estudio de José Noé Suro elaboró 700,000 losas pintadas a mano para las habitaciones, mientras que Collectiva Concepción se encargó de crear los uniformes para el staff del hotel.
En el frente gastronómico conservaron maravillas como la estación de antojitos de maíz en el desayuno, con un comal de donde salen tortillas recién hechas y que toman la forma de quesadillas rellenas con guisados varios. Y ahí mismo, en Casa Mayor, con el chef mexicano Daniel Camacho al frente, hay antojitos de distintos puntos de la República, como corundas de Michoacán o birria de Jalisco.
También añadieron propuestas como Woodend, del reconocido Curtis Stone. Este restaurante (donde, como ya se podrán imaginar, la leña y el fuego tienen un papel protagónico) es perfecto para la noche en la que te quieres arreglar un poco, cenar bien y tomar un vino interesante, después de que pasaste todo el día en traje de baño bajo el sol.
La versión reloaded de Maroma, a Belmond Hotel incluye por igual espacios nuevos que sitios ya existentes y que estrenan nuevo look. Por ejemplo, el spa es una de estas nuevas adiciones y de hecho es el primer spa Guerlain de Latinoamérica. Pero también están las piscinas, que si bien siguen en el sitio de siempre, tuvieron un buen face lift, el cual incluye azulejos de Sukabumi hechos a mano y que imitan las tonalidades de los cenotes que se encuentran en la zona.
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