México, un país con historia y una cultura vibrante, alberga numerosos patrimonios históricos que son reconocidos a nivel mundial por su valor cultural, arquitectónico y artístico. Estos lugares representan la diversidad y la grandeza de la historia mexicana, y son verdaderos tesoros que merecen ser preservados y valorados.
Sumados a lugares como el Centro Histórico de la Ciudad de México declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, Teotihuacán, Chichén Itzá, Palenque y el Centro Histórico y Zona Arqueológica de Monte Albán, recientemente, la oficina de Cultura de México agregó un par de joyas arquitectónicas del siglo XVI a la lista de monumentos históricos que vale la pena preservar.
El primero se encuentra en Hidalgo y es la zona llamada Huichapan. Sus calles cuentan con 150 edificios con valor histórico construidos del siglo XVI al XIX. Con una rica herencia indígena y una arquitectura colonial, esta localidad se destaca como un destino turístico para aquellos que buscan sumergirse en la historia de México. Sus calles empedradas y casas coloniales dan una sensación de viajar en el tiempo. Uno de los principales atractivos de Huichapan es el Ex Convento de San Nicolás de Tolentino, construido en el siglo XVI por frailes agustinos. La Plaza de Armas y la parroquia de Santa María Asunción también son edificios históricos del siglo XVIII que dejan ver la influencia española en la región.
Mientras que el segundo, ubicado en el Estado de México, es conocido como El Oro de Hidalgo, famoso por la mina de oro que descubrieron en sus tierras en 1787 y que cuenta con 112 edificios con valor histórico. Su nombre hace referencia a la época en la que fue descubierto y explotado uno de los yacimientos de oro más importantes del país. A principios del siglo XX, esta pequeña localidad minera se convirtió en un importante centro de extracción de oro y plata, lo que atrajo a un gran número de trabajadores y contribuyó al desarrollo económico de la región.
El pasado minero de El Oro se refleja en su arquitectura, al recorrer sus calles empedradas, los visitantes pueden admirar casonas coloniales, edificios históricos y antiguos talleres mineros que transportan a tiempos pasados como el Palacio Municipal, construido en el siglo XIX o la Iglesia de Santa María de Guadalupe que combina elementos neoclásicos y barrocos.
El Instituto Nacional de Arqueología e Historia será quien proteja a estos monumentos históricos tras su nombramiento y comenzará con los cuidados respectivos.
