En 1837, cuando empezaron a recorrerse grandes trayectos en locomotoras de vapor, un joven Louis Vuitton —de apenas 16 años de edad y aprendiz de fabricación de baúles— decidió crear el contenedor perfecto para resguardar y asegurar todos los objetos de quienes comenzaban a explorar el mundo.
Lo que Vuitton llegó a concebir es historia, o histórico si así se considera: desarrolló una compañía enfocada en el diseño, la calidad y, además, desde el inicio contó con lo último en tecnología para proteger cada artículo. Han pasado siglos de aquella anécdota, y hoy la marca nos vuelve a sorprender, pero esta vez con una colaboración de Marc Newson, el diseñador australiano más influyente de su generación.
La propuesta de Newson es un baúl con ruedas miniatura que tienen un movimiento en 360 grados, lo cual garantiza una maniobra estable para trasladar el equipaje de un lado a otro. Además, está fabricado en polipropileno para absorber los golpes, y tanto las asas como las esquinas están cubiertas en piel.
Los bastones expandibles para jalarlo se colocaron por afuera, para evitar las incómodas crestas dentro del contenedor, que quitan espacio al momento de empacar. También al interior trae un cinturón en forma de x que se puede quitar y un panel divisorio removible en pantalla de malla.
El equipaje es sumamente ligero, pesa 2.7 kilogramos en la versión 50x35x20 y hay tres tamaños más para cabina. Además, el sistema de cierre, aprobado por la TSA, tiene una combinación de tres dígitos. Y para reafirmar su compromiso incluye el servicio de reparación en 48 horas, a nivel mundial, integrado a la aplicación de viajes de Louis Vuitton.