Autorickshaw, baby taxi, moto taxi, samlaw, bajaj, tempo, bao-bao, easy bike, ape, lapa, tum-tum o tuk-tuk son sólo algunos de los muchos nombres que algunas regiones urbanas de Asia le han dado a su forma predilecta de transporte: un pequeño triciclo motorizado sin puertas, cubierto por una estructura metálica, comúnmente con cuatro plazas, a medio camino entre una moto y un bocho. El sencillo vehículo ha inundado las principales ciudades de la región, con ventas anuales que rondan el millón de unidades entre los principales productores de la industria.
No es ninguna casualidad. Sus características le vienen muy bien a cualquier conductor que tenga que enfrentarse a las calles de Asia: caóticas, estrechas, llenas de transeúntes y tráfico, pero también de caminos difíciles. Gracias a su tamaño, que no suele rebasar los tres metros de largo y el metro y medio de ancho, el tuk-tuk no tiene complicaciones para circular entre peatones y vendedores ambulantes, ni para sortear rutas angostas o encontrar estacionamiento en las calles más congestionadas.

Eso sin mencionar lo accesibles que son. Uno nuevo puede comprarse por alrededor de 2,000 dólares, además de que tienen un rendimiento de gasolina muy competitivo para las ciudades, e incluso ya se están fabricando versiones eléctricas. Su precio, desde luego, es uno de los principales factores por los que varios países en vías de desarrollo los han escogido para moverse entre sus ciudades o hasta por rutas más largas. De hecho, en septiembre de 2022 se rompió el récord Guinness para la mayor altitud a la que se ha manejado un triciclo motorizado: 5,798 metros sobre el nivel del mar, en el paso de Umling La, en India.
Más allá de simples medios de transporte, estos vehículos se han convertido prácticamente en un ícono del sur de Asia. Son una manifestación cultural que refleja los lugares donde se manejan. Algunos, como el chingchee pakistaní, han incorporado los colores y las técnicas del arte tradicional en sus diseños. En otros lugares, como India, se han adaptado a las necesidades de los conductores, que les agregan un mayor número de plazas o un remolque, para así usarlos como auto familiar o transportar mercancía.
Sin embargo, como pasa con la mayoría de los mejores inventos, el primer triciclo motorizado no se pensó específicamente para el lugar donde terminó popularizándose ni se imaginó su notoriedad masiva. De hecho, las primeras versiones de un vehículo similar surgieron en Italia, en la década de los cuarenta, cuando la marca Piaggio agregó remolques traseros a sus tradicionales motocicletas Vespa. Aunque hay quien sugiere que la idea de un triciclo motorizado más bien es original de Japón, donde Mazda y Daihatsu fabricaban modelos similares desde 1931.

La llegada de los triciclos motorizados al sur de Asia se puede rastrear sólo hasta principios de los sesenta, pero nunca se han ido desde entonces. Se popularizaron rápidamente entre la población, a pesar de varios intentos por prohibirlos. Durante un breve lapso en los ochenta, manejarlos en las calles de Tailandia era un delito; en Bombay, India, las autoridades intentaron sacarlos del centro financiero para disminuir el ruido, y el gobierno de Sri Lanka, a la fecha, sanciona con altos precios la importación de este tipo de vehículos. Sin embargo, nada ha podido detener su circulación por estas ciudades asiáticas, donde la flota de los triciclos motorizados puede ascender a más de cientos de miles.