De vez en cuando, es necesario recargar pilas. Hacer una pausa en la vida cotidiana y desconectarse para poder disfrutar de la naturaleza y de un buen descanso. Para esos merecidos getaways, seleccionamos 3 hoteles que por su tamaño, diseño y ubicación, resultan los rincones de descanso ideales.
Inmerso en la naturaleza
Ubicado en Troncones, Guerrero y a tan sólo 30 minutos del Aeropuerto Internacional de Zihuatanejo se encuentra Lo Sereno, Casa de Playa. El refugio inmerso entre el Océano Pacífico y las montañas de la Sierra Madre Occidental brinda la posibilidad de respirar tranquilidad en cada rincón.
Las suites de Lo Sereno tienen terraza privada, un colchón de plumas y todas las comodidades necesarias. Pero nuestra parte favorita, son sus duchas semiabiertas con vista a la sierra.
La terraza del hotel está hecha a mano con madera proveniente de la región. Cobra vida por las mañanas cuando se sirve el café recién hecho acompañado de fruta de temporada y una vista panorámica al Pacífico. El resto del día es para disfrutar de la playa y la alberca. Para admirar el atardecer un cóctel de la casa viene bien: base de vodka con acentos de limón y una pizca de albahaca.
En el corazón del pueblo mágico
En el corazón de San Miguel de Allende se encuentra una propiedad que conserva su esencia colonial, pero ha sido renovada con un estilo vanguardista que crea un ambiente de hospitalidad: Casa Hoyos. Los detalles de cerámica vidriada, la loseta de pasta y las baldosas de barro honran los trabajos artesanales de la región y combinan perfectamente con las líneas puras de las paredes y el mobiliario.
En Casa Hoyos las 16 habitaciones cuentan con elementos únicos -gobelinos tejidos, macetas con espejos y sillones en forma de calavera- propios del modernismo mexicano.
Después de recorrer las calles coloniales y la arquitectura barroca del pueblo, nada mejor que volver a un hotel estilo casona para dirigimos al rooftop donde la mixóloga Fabiola Padilla presenta una propuesta innovadora en el menú de cócteles. Una mezcla de agaves, raíces mexicanas y flores crean la bebida perfecta para contemplar la panorámica vista de San Miguel de Allende desde las alturas.
Aislado del centro histórico
Una casona construida en el siglo XVII es ahora la propuesta para disfrutar del centro de Oaxaca desde un punto alejado que permite el disfrute de quietud: Hotel Sin Nombre.
Rediseñada con una atmósfera que fusiona la historia de la propiedad con un estilo bohemio y artsy, el hotel muestra la posibilidad de olvidarnos del bullicio citadino.
Las 18 habitaciones del Hotel Sin Nombre presentan un juego de luces y sombras donde las columnas, los arcos y los techos abovedados resaltan y se unen en perfecta armonía con las obras de arte plasmadas en la pared. Fotografías de Alberto “Negro” Ibáñez, mobilirio hecho de maderas tropicales y piezas bordadas a mano prometen al huésped crear un ambiente de confort como si estuviera en su propia casa.
