Aunque la tradición de la conmemoración por el grito de Independencia más grande del país siempre se celebra en la Ciudad de México, para su 212 aniversario, estos pueblos mágicos pueden ser una gran opción, tanto por su riqueza histórica como por ser destinos que ofrecen experiencias auténticas y con color local.
Dolores, Guanajuato
Aquí, donde el cura Miguel Hidalgo dio el Grito de Independencia la madrugada del 16 de septiembre de 1810, la celebración es, como de esperarse, épica.
A ritmo de las canciones de José Alfredo Jiménez, las calles empedradas de Dolores, Guanajuato se visten desde el 6 y hasta el 17 de septiembre para celebrar su más grande fiesta anual.
Durante el día, el olor al mole de la región, los chiles de chorro y las nieves de tequila, queso, nopal y cerveza, no pueden faltar; mientras que en la noche en la plaza principal, la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores se ilumina con los colores de la bandera, las luces y los fuegos artificiales se apoderan del pueblo.
Los vendedores ambulantes alrededor de la plaza principal ofrecen a los visitantes artesanías de cerámica mayólica y alfarería, aunque las piezas de talavera son las más solicitadas.
Para conocer aún más sobre la historia del país está el Museo de la Independencia a 12 minutos caminando desde la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores y también el Museo Casa de Hidalgo, a 48 minutos en auto desde la plaza principal del pueblo.
Y a una hora por carretera te encuentras a San Miguel de Allende, donde definitivamente podrías pasar una -o varias- noches en Casa Hoyos.
Salvatierra, Guanajuato
Salvatierra se unió al programa de Pueblos Mágicos en 2012 gracias a la historia de sus construcciones religiosas y civiles, como el Templo y Convento del Carmen, y el Puente de Batanes, donde en 1813, tras una batalla con el ejército insurgente, Agustín de Iturbide salió victorioso, así como la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz, donde Iturbide agradeció la victoria de esa batalla.
Ubicado a cuatro horas en carretera de la Ciudad de México, aquí no sólo te encontrarás con un poblado que hace de las fiestas patrias todo un acontecimiento, sino también porque se trata uno de los sitios del país más ricos en monumentos históricos catalogados por el INAH: ni más ni menos que 300.
La gastronomía tradicional fusionada con los sabores contemporáneos hacen un menú imperdible. En la plaza central del pueblo está Santero, un restaurante con terraza donde comer mole de Urireo, pícaro (pan tradicional horneado a la leña) como postre y un vodka-tonic de lemon grass con fresa para amenizar la tarde.
Taxco, Guerrero
Aunque Taxco es un pueblo mágico conocido por ser el productor de plata más importante del país y por estar a tres horas de la CDMX, también jugó un papel importante en la Independencia de México. Fue aquí donde se escribió el Plan de Iguala en el Convento de San Agustín de Iturbide.
Las calles se visten con los colores patrios y en el centro del pueblo los motivos con los personajes de la Independencia se roban la atención de los visitantes. Por las noches, las luces en los balcones alumbran las calles empedradas y la del 15 de Setiembre los fuegos artificiales y la música tradicional mexicana invaden el pueblo.
Taxco naturalmente te transporta a la época virreinal, incluyendo su oferta de hospitalidad, como Mi Casita, Hotel Emilia Castillo y Hotel Posada de la Misión, donde el arquitecto Juan O’Gorman intervino en el diseño de los exteriores.
Otra razón poderosa para visitar Taxco es su gastronomía: desde la barbacoa de chivo, el pozole, el mole rosa hasta los jumiles -la chinche del monte-, hay excusas de más para celebrar aquí el Grito. Y quizá el mejor lugar para hacerlo, por su vista panorámica única, es la terraza del restaurante Del Angel Inn.
Huichapan, Hidalgo
A menos de tres horas de la Ciudad de México está Huichapan, Hidalgo indudablemente el lugar para un festejo que le haga honor a esta fiesta patria. En este pueblo mágico se celebró por segunda vez en la historia el Grito de Independencia, a sólo dos años de que ocurriera el primero.
El 16 de septiembre de 1812, en el edificio Chapitel, el General General Ignacio López Rayón, Andrés Quintana Roo y el huichapense José María “Chito” Villagrán conmemoraron el Grito de Dolores. Al amanecer la artillería descargó sus armas en forma de festejo y López Rayón acudió a misa con su escolta de granaderos para, después, terminar el festejo con música en vivo.
Desde entonces en Huichapan el Grito de Dolores es una de las festividades más grandes e importantes del pueblo.
Durante tu visita no puedes pasar por alto el edificio Chapitel y tampoco la arquitectura virreinal de las casonas, así como la Parroquia de San Mateo -construida entre 1753 y 1763- y el Jardín Central del pueblo, donde después de un caluroso día puedes sentarte a disfrutar de la tarde.
Los platillos típicos durante las celebraciones son el mole verde y rojo, los mixiotes de pollo y res, y la barbacoa de carnero, res y pollo.