Es mediodía en Cape Town y la Noon Gun se dispara desde Signal Hill con la precisión de un reloj, un evento diario cuyo estruendo suele impresionar a los visitantes. Desde principios del siglo XIX, este antiguo cañón marca el paso del tiempo en la ciudad portuaria. Su radio de sonido depende de la dirección en la que sopla el viento. Hoy, en particular, llega alto y claro al Silo District en el Victoria & Alfred Waterfront, y marca el fin de mi caminata de una hora con Conrad Hicks, en la galería de diseño Southern Guild.
La exposición individual de Conrad muestra el proceso creativo del artista, quien hoy protagonizó una plática abierta al público con los fundadores de la galería, Trevyn y Julian McGowan, transmitiendo la magia que posee la parte manual de su trabajo: cómo calienta, martilla, dobla y moldea metales en su taller —ubicado a tan sólo seis kilómetros de aquí— transformándolos en hermosas piezas de mobiliario. “Está en nuestro ADN hacer cosas”, asegura Conrad. “Sólo estoy ejerciendo mi instinto”.
Este impulso por crear es evidente en todo Cape Town, donde las profesiones de arquitecto, fotógrafo, publicista, diseñador, chef y escritor son alentadas. Muchos de los creadores locales se concentran en The Watershed, ubicado a cinco minutos de The Silo District, cruzando un puente. Este espacio comercial fue ideado por los McGowan, a quienes se les atribuye el llevar diseño africano a distintas partes del mundo a través de su empresa de exportación llamada Source y de la mencionada Southern Guild, la única galería de diseño en este país que exhibe en ferias internacionales como Design Miami.
Con más de 150 tiendas y puestos, Watershed es ideal para encontrar las creaciones de algunos de los diseñadores, artistas y artesanos más novedosos de la urbe. Aquí, los fines de semana son un ir y venir de locales y visitantes que apoyan a las industrias creativas de la zona. Al caminar en Watershed puedes visitar la tienda de Davis Ndungu y ser testigo de cómo crea esculturas de animales a partir de sandalias recicladas, o la maestría con la que Bishop Tarambawamwe elabora piezas con cuentas de colores en Master Wire and Bead Craft. También está la línea de ropa de Helon Melon —hecha con telas naturales— y la colorida propuesta de joyería de Pichulik, que celebra la fortaleza de las mujeres africanas.
“Watershed incrementó el apetito por el diseño en la ciudad”, asegura Trevyn. De hecho, el complejo abrió sus puertas en 2014, el mismo año que Cape Town fue designada como Capital Mundial del Diseño, un título que se otorga a una ciudad creativa distinta cada dos años. “Muchos estudios jóvenes abrieron después de eso”.
Watershed no es el único protagonista de esta ola creativa. El barrio de Woodstock —ubicado a diez minutos en coche— está lleno de estudios y talleres que ofrecen una vibra más auténtica de los creadores en la ciudad. El pasado industrial de la zona aún está presente en forma de talleres mecánicos y tiendas mayoristas que conviven entre galerías de arte contemporáneo —entre ellas Goodman, Stevenson y Blank— carpinterías, locales de tatuajes, mezquitas, tapicerías, cafeterías, iglesias y arte callejero.
Proyectos comerciales enfocados en diseño como The Old Biscuit Mill, Woodstock Foundry y Woodstock Exchange, han rejuvenecido al barrio durante la última década. La reciente apertura del hotel Stock Exchange prueba que el crecimiento aquí no parece detenerse.
Personajes como el estadounidense Justin Rhodes han estado aquí desde el principio. Él y su pareja Cameron Munro fundaron Neighbourgoods Market hace más de diez años, un evento semanal en The Old Biscuit Mill donde los locales pasan el sábado entre productos frescos, cerveza y ginebra artesanal, moda, accesorios y objetos para el hogar. Todo local. “Comenzamos con la intención de apoyar a las comunidades creativas”,explica Justin. Los productores estaban ahí, sólo era cuestión de ser descubiertos y ofrecerles a los locales un espacio para conocerlos. Justin y Cameron se inspiraron en lo que estaba pasando en Williamsburg cuando se fueron de Nueva York en 2004: “Los jóvenes estaban abriendo galerías, restaurantes, clubes y cafés geniales”.
Esto también plantó la semilla para la creación de WHATIFTHEWORLD, que fue pensado en aquel entonces como un espacio de incubación para talleres y sesiones de trabajo. Lejos de su vocación original, hoy se ha consolidado como una de las galerías de arte contemporáneo más provocativas de Sudáfrica, representando a los artistas más destacados del continente como Athi-Patra Ruga, Lakin Ogunbanwo y Mohau Modisakeng. El objetivo original de la galería era dar voz a nuevos artistas y jóvenes coleccionistas. “Ahora hay otros sitios —como Smith y Salon 91— que cumplen el papel que servíamos inicialmente”, afirma Justin.
Uno podría sorprenderse con todo lo que está sucediendo en esta ciudad del extremo sur de África que, según Justin, ciertas personas consideran “pequeña y provincial”. Esto se vuelve aún más sorprenderte si se toma en cuenta que sus habitantes tienen una reputación de ser muy relajados y poco comprometidos, lo cual tiene que ver con el estilo de vida costero y la gran cantidad de actividades al aire libre que ofrece. Sin embargo, muchos atribuyen el espíritu innovador de Cape Town precisamente a su entorno natural. Los McGowan, que han trabajado con creadores sudafricanos durante 16 años, han encontrado muchas piezas de diseño local inspiradas en la naturaleza. Tal es el caso de los muebles hechos por John Vogel, quien talla escritorios de madera en forma de olas y mesas laterales que parecen flores. También las piezas de bronce de Stansilaw Trzebinski (inspiradas en los corales) y las peculiares sillas-columpio, de Porky Hefer, elaboradas en cuero y lana, con diversas formas de animales.
“Las personas que hacen muebles aquí también surfean y escalan montañas”, asegura Trevyn. El estilo de vida creativo de Cape Town se caracteriza por su sensación de libertad y por una red amistosa de apoyo profesional. Aquí no es raro encontrar diseñadores que colaboran y comparten herramientas, conocimiento y detalles de sus proveedores. Estas conexiones son más evidentes en Woodstock, donde es fácil ser testigo de cada etapa del proceso de producción. “En una esquina está el chico que talla madera y en la otra el que trabaja con metales. Es como si volvieras a la época medieval en Inglaterra, cuando los fabricantes estaban situados muy cerca y se apoyaban entre sí. Es una comunidad muy visceral, inmediata y conectada”.
Zizipho Poswa confirma esta teoría. La ceramista —quien recientemente vendió una de sus piezas al LACMA (Los Angeles County Museum of Art)— se encuentra trabajando en una continuación de su serie “Umthwalo”, inspirada en los pesados tocados que las mujeres Xhosa deben llevar en la cabeza. Mientras moldea arcilla en el estudio de Imiso Ceramics —del cual es dueña junto con Andile Dyalvane—, Poswa comparte historias sobre cómo los estudios vecinos le prestan su torno cuando el suyo está roto o cómo puede hacer uso de otro horno cuando el suyo necesita mantenimiento. La artista aprecia mucho el apoyo que existe entre la misma comunidad. “A veces, cuando vamos a la inauguración de una exposición, hay más diseñadores que potenciales clientes”, dice con un tono cargado de humor.
Imiso Ceramics fue uno de los primeros inquilinos permanentes en The Old Biscuit Mill, que ahora también es sede de la tienda de moda de Kat van Duinen, Exposure Gallery (un espacio de exhibición enfocado en la fotografía) y los restaurantes The Test Kitchen y Pot Luck Club, liderados por Luke Dale-Roberts, el chef más premiado de África. Woodstock puso a Cape Town en el mapa cultural.“Ahora, muchos diseñadores de Johannesburgo están mudando sus estudios para acá”, asegura Zizipho. Si bien Johannesburgo sigue llevando el pulso económico del país, Cape Town mueve las fibras sensibles entre la gente.“Realmente se siente como un destino creativo; tiene una energía distinta a otras ciudades. Los que viven en Cape Town lo hacen porque quieren”, dice Justin.
Trevyn, quien solía llevar a compradores internacionales en viajes a través del país —desde Durban y la región central de KwaZulu-Natal hasta Johannesburgo—, asegura que esos recorridos maratónicos en busca de productores ya no son necesarios. “Muchos de los diseñadores más importantes se han mudado aquí”. No sólo los sudafricanos están gravitando hacia Cape Town. La Ciudad Madre, como se le conoce cariñosamente, es también la mayor atracción turística del país, rivalizada únicamente por el Parque Nacional Kruger. Aquí los viajeros pueden nadar con pingüinos en Boulders Beach, hacer senderismo en Table Mountain, perderse en el jardín botánico de Kirstenbosch y disfrutar de increíbles vinos provenientes de Stellenbosch. La ciudad también atrae a entusiastas del arte y diseño gracias a eventos como el festival de diseño Design Indaba y la feria de arte Cape Town Art Fair.
El programa de conferencias de Design Indaba se ha convertido en uno de los más celebrados del mundo con charlas sobre diseño industrial, arquitectura, cultura pop, innovación tecnológica, desarrollo social y ambiental. Por su parte, Cape Town Art Fair también ha ganado reconocimiento internacional, atrayendo galerías, coleccionistas y curadores internacionales. Si bien estos eventos han conseguido atraer a un público significativo año con año, Cape Town cuenta con dos instituciones permanentes que son paradas imprescindibles para los amantes del arte y la cultura.
Zeitz MOCAA, el Museo de Arte Contemporáneo de África, abrió sus puertas en 2017 y es una obra maestra arquitectónica. La construcción original —que data de 1920 y servía como almacén de granos— fue reimaginada por el arquitecto británico Thomas Heatherwick, con un diseño que combina espacios de exhibición que miran hacia el agua con un gran atrio de formas sinuosas.
Actualmente, algunas de las galerías están cerradas (preparándose para la exposición de William Kentridge). Sin embargo, las que permanecen abiertas brindan suficiente material para que los visitantes se familiaricen con algunos de los nombres africanos más importantes en el mundo del arte contemporáneo, desde El Anatsui y Yinka Shonibarehasta Michael MacGarry y Gerald Machona. Los elevadores en forma de pistón suben a la cafetería del último piso, donde la genialidad de Heatherwick persiste en forma de las “ventanas almohada”,una serie de ventanales de piso a techo con marcos en formas triangulares que, además de regalar vistas increíbles, son muy instagrameables.
Llueve mientras manejo por la autopista M3, pasando el campus de la Universidad de Cape Town hacia los suburbios de Constantiay Steenberg, donde las granjas vinícolas conviven con escuelas y centros comerciales. Alcanzo a ver algunos riachuelos que descienden por las pendientes de Table Mountain pero, una vez del otro lado de la montaña, el cielo está despejado y el sol brilla, haciendo evidente que aquí se viven las cuatro estaciones del año en un solo día. El cambio de clima resulta muy conveniente, ya que la Norval Foundation, la segunda gran institución artística, alberga un atractivo jardín escultórico rodeado por magníficas plantas endémicas.
“Cape Town tiene una gran historia en términos de arte y, por supuesto, una belleza natural incomparable”, asegura Elana Brundyn, directora ejecutiva de la Norval Foundation. Este sitio conjuga ambos elementos al integrar un museo de arte de clase mundial con un hermoso jardín que captura la esencia del Parque Nacional Table Mountain, situado justo detrás de la propiedad. Norval Foundation abrió hace poco más de un año; sin embargo, ya ha dejado su huella en el paisaje artístico de la ciudad, exhibiendo piezas que datan de los siglos XX y XXI (con un enfoque en Sudáfrica), al igual que propuestas visuales de todo el mundo. El fotógrafo David Goldblatt, la artista Mmakgabo Mapula Helen Sebidi y los escultores Edoardo Villa y Sydney Kumalo son algunos de los personajes que han exhibido en este recinto.
“Hemos tratado de crear un espacio que sea atractivo tanto para los grandes conocedores como para aquellos que visitan un museo por primera vez, o que simplemente disfrutan de recorrer el jardín, comer en el restaurante o visitar la tienda”, explica Elana. Ella y su equipo también están en preparativos para la exposición de William Kentridge. Esta monumental muestra estará abierta al público tanto en el Zeitz MOCAA como en la Norval Foundation desde agosto hasta marzo del 2020. “Estamos presenciando el nacimiento de una nueva capital artística africana y no puedo pensar en un lugar más apropiado para redescubrir el trabajo de Kentridge en una escala tan grande”.
Trevyn, quien regresó a Sudáfrica en 2003 después de vivir en Inglaterra durante varios años, está de acuerdo en que la ciudad vive un gran momento. “Los creativos tienen más confianza, los compradores son más educados y cada vez estamos atrayendo más aficionados del arte y el diseño de todas partes del mundo. Nunca ha habido un momento cultural más rico en Cape Town”.
De regreso al centro, me reúno con un grupo de amigas para tomar algo en el recién inaugurado hotel boutique Gorgeous George y les pregunto qué han hecho este fin de semana. Una amiga tomó un taller de cerámica, otra hizo el styling de una sesión fotográfica gastronómica y la tercera estuvo perfeccionando un diseño textil. “Creo que la historia que estoy escribiendo se trata de ustedes”, les digo entre risas mientras brindamos en honor a la metrópoli que nutre a nuestro creativo interior.
Foto de portada: Bevan Davis.
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