Los Hamptons, donde uno quiere que cada instante dure más o por siempre. Que se mueran los ricos.
Este lugar lo compró la abuela de mi marido en los 40. Nosotros llegamos antes que todos ustedes, piensa ella medio dormida y se escucha un acento argentino; otro verano más, dos veces al día en bici a la playa, los niños felices.