El lujo y la comodidad se viven a cada instante, por eso, para mí es importante que, después de un estresante día de trabajo, encuentre un espacio reconfortante en el que pueda refugiarme para planear nuevos retos. Sé perfectamente que deleitarme a cada segundo y saborear todos mis momentos me permite vivir el verdadero lujo.
Por eso salí de la oficina decidido a buscar un lugar reconfortante que me transmitiera un poco de paz. Normalmente, la tranquilidad me llega desde que abordo mi vehículo, porque en ese momento sé que las cosas están bajo mi control y puedo ajustar opciones grabadas en la memoria para manejar con comodidad, según mis reglas.
Era martes, un día de tráfico infernal, pero con sólo prender el sistema gps tuve la sensación de que el camino me abría paso, dirigiéndome por la mejor ruta. La armonía comenzó a esclarecer mi mente.
Llegué a Café Nin, uno de los nuevos spots de la ciudad, donde siempre me reciben de forma cálida. Ser un cliente consentido tiene sus recompensas.
Ya en mi mesa favorita, tuve tiempo de sacar mi libreta y no sólo repasar algunos de mis asuntos pendientes, mis sueños por resolver, sino de ver todas sus posibles soluciones. Acompañado de un capuchino y el mejor panqué que jamás haya probado, tuve la oportunidad de clarificar algunas de mis grandes dudas, e incluso resolverlas.
Es así como suelo rodearme de opciones reconfortantes, que siempre me permiten depurar mis metas y alcanzar el éxito que me trazo.
