En esta entrega les contaré una anécdota que me hizo a reflexionar sobre la importancia de saber qué comemos y con qué lo endulzan. Hace un par de semanas visité la casa de un amigo de mi hijo y, muy atenta, la mamá (a quien por discreción llamaremos Claudia), me ofreció una gama de bebidas light y sin azúcar.
“Es que aquí en mi casa todo lo que consumimos es light”, me dijo orgullosa. En ese momento ella optó por una de éstas, y yo le pedí un vaso de agua natural. Luego, a la hora de la comida, se tomó otra bebida de limón y, en la sobremesa, un café con dos sobrecitos de un endulzante sin calorías —mientras me contaba sobre su tiroiditis y el tratamiento al que está yendo con un endocrinólogo—. Fue entonces cuando no me quedó otra opción y tuve que cuestionar su consumo excesivo de aspartame y fenilalanina.
“La nutrióloga me dijo que para que esas cosas te afecten tienes que consumirlas en cantidades industriales”, me dijo muy segura Claudia, al mismo tiempo que sacaba de su bolsa unos chicles sin azúcar. “Hace diez años me diagnosticaron colesterol alto, y la recomendación del médico fue consumir productos light”.
Hicimos un recuento de cuánto aspartame y otras sustancias estaba recibiendo su cuerpo a diario y, efectivamente, concluimos que sí era una cantidad industrial que podría hacerle daño.
El aspartame es un edulcorante artificial que se divide en tres componentes: el ácido aspártico, la fenilalanina y el metanol. En un estudio publicado en 2008 en el Diario Europeo de Nutrición Clínica, los investigadores evaluaron los efectos del aspartame y sus componentes. Encontraron que la fenilalanina altera químicamente el cerebro reduciendo el nivel de serotonina, modificando el metabolismo de los aminoácidos y la función hormonal del cuerpo. El ácido aspártico afecta la capacidad de excitación del sistema nervioso y el metanol produce cáncer.
¿Cuál es mi consejo?
1. Consumir azúcar que nuestro organismo reconozca fácil, como el que proviene de la fruta, el azúcar mascabado, que aún tiene sus nutrientes y minerales, y piloncillo, miel de agave o miel de abeja.
2. Leer las etiquetas. Comprar productos libres de aspartame, con atención especial a los chicles, endulzantes, productos sin azúcar, salsas para cocinar, cereales, yogurts, refrescos y bebidas de dieta.
Es una apasionada del bienestar. No cree en las posturas ortodoxas, y piensa que la salud se encuentra en el conocimiento de uno mismo y su propio equilibrio personal. Es mamá, practicante de Ayurveda y directora del Instituto Mexicano de Yoga. Pueden seguirla en Twitter e Instagram en @anapauyoga