Resulta imposible imaginarse la Ciudad de México sin su icónico Bosque de Chapultepec. Quizá la metrópolis colapsaría sin el pulmón que representa la mitad de sus áreas verdes. Pero lejos de escenarios distópicos, es una realidad que los capitalinos disfrutan pasear por sus curvilíneas veredas, reposar bajo la sombra de algún ahuehuete y, en especial, gozar del lago que caracteriza al parque desde que se inauguró bajo resoluciones de Porfirio Díaz.
Chapultepec: de bosque destruido a lagos espléndidos
A pesar de que el Bosque de Chapultepec pertenece oficialmente a la Ciudad de México desde 1530, no fue hasta finales del siglo XIX que se convirtió en el parque urbano que conocemos en la actualidad. El inicio del desarrollo del Bosque de Chapultepec se remonta a tiempos del Porfiriato. A finales del siglo XIX, Díaz se dio a la tarea de europeizar la capital del país; no en vano la Ciudad de México era coloquialmente llamada “el París de América”. Uno de los pasos clave de la transformación del bosque fue la construcción de sus icónicos lagos.
Sin embargo, para poder insertar los lagos fue necesario primero rescatar un bosque raso y deteriorado, resultado de 1847 durante la guerra contra Estados Unidos. En aquel año, los frondosos árboles fueron talados para que las tropas enemigas no pudieran esconderse con tanta facilidad en las inmediaciones del castillo. Así pues, el primer paso fue reforestar con los ahuehuetes y fresnos que hoy caracterizan el lugar.
A continuación, se trazaron caminos sinuosos siguiendo como inspiración las veredas de Bolonia, Italia, y se excavaron los socavones que albergarían los primeros lagos. La tierra extraída se fue amontonando y compactando con el fin de crear las actuales lomas que dan el relieve al parque. Hoy ubicados en la Primera Sección del bosque urbano –en un sitio que coincide con una venerada zona manantial del antiguo imperio mexica–, los lagos quedaron terminados alrededor de 1906, deslumbrando a los capitalinos.
Primeros años de los lagos de Chapultepec
La inauguración de los lagos trajo consigo mucho prestigio a la Ciudad de México, pues ahora contaba con un sitio de recreo y disfrute a la altura de una capital europea. Hacia 1908 se inauguró la Casa del Lago, la cual originalmente abrió sus puertas como el Club del Automóvil y se adoptó como punto de encuentro para partidas casuales de ajedrez. Finalmente, tras años turbios en que fue expropiada y fungió como residencia presidencial, pasó a ser el centro cultural que es en la actualidad –y casa de uno de los cineclubes más antiguos del país.
La vida y el movimiento en el parque ha ido constantemente en aumento. Los lagos fueron el escenario de un esplendoroso desfile de regatas organizado para conmemorar el Centenario de la Independencia en 1910. Durante los años treinta se abrió la pesca recreativa al público; la cuota en aquel entonces era de 25 centavos, lo que hoy en día equivale a unos 25 pesos. Más tarde, si bien siempre había sido permitido remar en el lago, en la década de los cincuenta comenzó la renta de botes de remo para los visitantes, una atracción única del lago que se conserva hasta hoy.
El Bosque de Chapultepec hoy
Tras una evolución que abarca más de un siglo, hoy el Bosque de Chapultepec es un referente no solo de la capital sino también internacional. Este sitio recreativo –que alberga 12 museos– ganó la medalla de oro en los Large Urban Parks Award en 2019 gracias a su diseño, instalaciones y ejemplar participación comunitaria. Y es que este bosque urbano no deja de evolucionar: en 2021 se inauguró la ampliación de la Cuarta Sección, sumando 88 hectáreas de áreas verdes a la capital, y apenas en enero de 2023 se estrenó la llamada Calzada Flotante, un andador peatonal elevado que cruza el transitadísimo Anillo Periférico y conecta las secciones Primera y Segunda de Chapultepec.
