1. Mitte
Céntrico, dinámico, divertido. Hasta la caída del muro, Mitte era un barrio pobre e industrial, de edificios en ruinas y muy decadente. Con la reunificación llegaron a vivir los artistas y creativos, debido a las rentas baratas. Hoy, además de ser el centro neurálgico, es el barrio de moda, del arte y del diseño, de los bares más cool y la noche más estridente. También, es el distrito de los monumentos, los edificios de gobierno, los museos clásicos y los sitios históricos. Dinámico por donde se le vea, quienes viven desde hace años en Berlín le huyen por su ruido y movimiento, sin embargo, los recién llegados sueñan con vivir acá.
2. Kreuzberg-Friedrichshain
Vibrante, multicultural, desenfadado. En Kreuzberg se respira un aire rebelde, creativo, y sí, hipster. Fue el barrio turco por excelencia, y aún hoy es uno de los más heterogéneos. Artistas, estudiantes y gente joven conviven (y filosofan) en las terrazas de los bares y en los jardines alrededor del canal. Sin duda es el lugar preferido para salir por la noche. Del otro lado del Oberbaumbrücke, se encuentra Friedrichshain, similar a Kreuzberg pero más familiar. Muchos extranjeros, cafés y pequeñas boutiques coexisten con grandes estudios discográficos y edificios industriales renovados.
3. Prenzlauer Berg
Moderno, joven, arty. Similar a lo que pasó con Mitte, después de la reunificación y debido a los alquileres baratos, este barrio de pasado soviético atrajo a una multitud creativa (y con pocos recursos): artistas, diseñadores, intelectuales. Hoy es un lugar caro y exclusivo, de estudiantes con dinero y padres jóvenes. Parques, interesante arquitectura, comida orgánica y gente cool.
4. Charlottenburg
Aristócrata, upscale, tradicional. El sello oeste sigue en los edificios y atmósfera de este barrio, que recibió poca influencia de los movimientos creativos del este. Es el lugar con más opciones high-end y clásicas para dormir, comer y comprar. De hecho, es donde se encuentra la calle más comercial de la capital alemana: Kurfürstendamm Boulevard.
5. Schöneberg
Tranquilo, auténtico, gay. Durante muchos años fue elegido para vivir por numerosas personalidades del mundo del arte, la literatura y la música. De hecho, la que fue casa de David Bowie e Iggy Pop es ahora algo así como un sitio de culto. Hoy es un barrio con encanto que mantiene cierta elegancia; de gente grande, calles arboladas, restaurantes pequeños de todo el mundo y escena gay.
6. Neukölln
Bohemio, alternativo, cool. Hasta hace cinco años era un lugar barato para alquilar, de inmigrantes, donde nadie quería vivir. Pero como pasa con las ciudades que constantemente buscan (e imponen) tendencias, de un día para otro la atención de los berlineses se posó en Neukölln, y hoy es uno de los lugares más interesantes para vivir y salir. Edificios y locales antiguos conviven con bares de diseño, galerías de arte y boutiques independientes. La noche es activa, muy indie todavía, de atmósfera relajada.