Su capital, del mismo nombre, es una ciudad de templos y casonas de arquitecturas neoclásicas, barrocas y churriguerescas donde el delicioso aroma del cacao se esconde en cada esquina. Aquí vivió el señor Costanzo, el creador de deliciosos dulces, bombones y chocolates que en algún momento sólo podían disfrutar los potosinos (afortunadamente ahora tienen sucursales en ocho estados, incluida la ciudad de México).
Es un deber casi patriótico apersonarse en alguna de sus múltiples sucursales para disfrutar de un adictivo bombón cubierto de chocolate semiamargo, un dulce de café relleno de nuez o el clásico chocolate relleno de cerezas al licor.
A un par de horas de San Luis Potosí, en plena Huasteca potosina, se encuentra El Naranjo, y a pocos kilómetros de ahí, el paraíso: El Salto del Meco. Transitar sus caminos es una delicia. La incesante actividad de los ingenios de la zona deja en el pavimento restos de cañas de azúcar que los autos trituran sin piedad.
Así, siguiendo caminos de melaza, llegamos a este municipio de ríos y cascadas de color turquesa, donde se puede nadar, hacer recorridos en bici, observar aves y hasta practicar rafting.
El lugar que buscamos es el hotel Huasteca Secreta, donde uno puede quedar fácilmente atrapado durante días en cualquiera de sus búngalos. En su restaurante, El Mirador, el sonido del agua aplaca cualquier necesidad de moverse, al tiempo que enchiladas potosinas, cecina, bocoles —parecidos a las gorditas— y acamayas desfilan por la mesa. En la amplia hamaca de la cabaña, arrullados por el río El Salto, algunos se dejan caer en los brazos de la noche.
En busca del cabrito mágico
De regreso en San Luis Potosí, visitamos el Centro Nacional de las Artes —edificio que antes albergaba la prisión donde estuvo encarcelado Francisco I. Madero—. Una tribu sibarita moldea su cara sofisticada y obliga a seguir sus pasos.
Así llegamos al restaurante Los Toneles. Aquí, cientos de personas se dedican a venerar a Baco gracias a una impresionante cava de 700 etiquetas y 3,000 selecciones. Los responsables son los hermanos Alejandro y Guillermo Espinoza, quienes además organizan el Festival Internacional del Vino en junio.
Este festival, que promueve la cultura del vino entre los potosinos desde hace tres años, ha logrado moldear el gusto local con catas, conferencias, talleres, comida, maridajes con comida de autor, música y arte, así como con una abundante oferta de 90 bodegas de todo el mundo y un concurso de catadores aficionados.
Ahora nos dirigimos a Real de Catorce, por la Carretera Federal 63, y nos metemos a las entrañas del desierto en pleno Trópico de Cáncer. Las señales del camino anuncian pueblos con nombres de tlatoanis y animales míticos, y a su paso ofrecen paisajes polvosos, donde haciendas coloniales se mantienen en pie —como hace 500 años—, moliendo el agave y extrayendo sus jugos divinos.
La fábrica de mezcal Laguna Seca nos recibe con el penetrante olor de las piñas (las bases del agave, ya sin pencas) recién cocidas con las que se elabora un mezcal delicioso aún con rudimentarias técnicas que datan de la época de la Colonia. Hay que parar aquí para recargar energías y llegar hasta el Pueblo Mágico, que ha logrado resurgir de sus cenizas y busca revivir sus antiguas glorias.
Real de Catorce presume cerros sagrados con plata y oro en las entrañas, templos de milagrosos apóstoles, parques de quioscos porfiristas, locaciones cinematográficas y hasta comercio new age. Y el sitio para contemplar todo lo que este místico lugar puede ofrecer es la amplísima terraza del Hotel Mina Real. La plaza de toros, la casa de moneda, el palenque de gallos y el templo de la Purísima Concepción, construido a finales del siglo xviii, merecen tu atención.
Nos enfilamos a Matehuala con decisión: el rumor de un cabrito mítico nos intriga hasta quedar seducidos. El Parador El Chivero presume de ser la verdadera cuna de este platillo, pues allí se empezó a criarlos y a exportarlos a Monterrey. Ahora, una segunda generación ha perfeccionado las recetas de familia y se ofrecen exquisitas versiones del cabrito: al pastor, al horno o cocinado con especias.
Lamentablemente, el camino de los bon vivants tiene su precio y éste es lo momentáneo del placer. El regreso a la ciudad de México invariablemente nos trae recuerdos con sabor a mezcal y expectativas de encontrarnos una vez más con paraísos perdidos, desiertos místicos y sabores únicos.
Dónde dormir
Carretera Agrícola El Meco s/n, km 7, El Salto del Meco, SLP; T. (482) 375 4133.
- Hotel Mina Real
Ramón Corona 5, Centro, Real de Catorce, SLP; T. (488) 887 5162.
V. Carranza 315, Centro, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 812 1777.
Av. Universidad 375, Centro, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 814 1000.
Dónde comer
Estatuto Jurídico 1040, Burócrata, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 817 9230.
- Parador El Chivero
Lateral Carretera 57, Altamira, Matehuala, SLP; T. (488) 882 0871.
- Monterrey
Lanzagorta s/n, Real de Catorce, SLP; T. (448) 888 75091.
Dónde comprar
- Dulces y chocolates Costanzo (matriz)
Galeana 410, Centro, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 812 4172.
Qué hacer
- Centro Nacional de las Artes
Calzada de Guadalupe 705, Julián Carrillo, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 137 4100.
Dónde beber
Sierra Leona 720, Garita de Jalisco, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 833 5374.
- La Piquería
Independencia 1190, Centro, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 168 0139.
- La Santissima Restaurante
Carranza 447, Centro, San Luis Potosí, SLP; T. (444) 812 3755.