Coachella es un destino que ha adquirido fama por el estrambótico y renombrado festival de música que ocurre ahí durante la última semana de abril. Sin embargo, el valle californiano también es sede de un gran concentración de arte contemporáneo que tiene lugar cada dos años, hablamos del Desert X.
Bajo la dirección artística de Neville Wakefield, la segunda edición de esta bienal explora temas políticos y ambientales. A diferencia de las otras ferias de arte tradicionales, aquí las obras se encuentran a la intemperie, expuestas al sol y a la naturaleza árida de este paisaje.
El desierto, un ambiente radical
El desierto es un ecosistema hostil caracterizado por sus temperaturas extremas. Sin embargo, estas condiciones áridas han sido perfectas para inspirar a diversos artistas, para radicalizar su discurso y convertir lo inhóspito en una obra tan inadvertida como poética.
En esta Bienal se han exhibido formas drásticas de pensamiento y de estilos de vida. En medio de la nada, se ha mostrado desde la utopía moderna de Palm Springs, hasta las nuevas granjas de energía eólica. Cada pieza que integra Desert X busca crear un diálogo entre el arte, el valle de Coachella y los aspectos naturales, sociales, arquitectónicos, culturales y económicos que rodean ala región.
Las obras pretenden entender el paisaje desértico y mostrar la diversidad de formas y ecologías que lo componen. De montañas a planicies, y de gasolineras a hoteles de paso, las formas que se pueden encontrar en esta región son mucho más variadas de lo que se podría suponer.
Arte fuera de las instituciones
Las obras que componen la bienal se encuentran esparcidas por el desierto en un espacio de más de 100 km de diámetro. Las piezas están diseminadas desde la entrada de Palm Springs y hasta la localidad de Indio y el lago Salton. Un par incluso se encuentran ya cruzando la frontera, en Tijuana.
Debido al rigor de los elementos, una gran parte las obras han sido protegidas con recubrimientos que las resguardan de los rayos UV. No obstante, algunos artistas prefieren observar el efecto que el paso del tiempo y los elementos tienen sobre sus creaciones. El desierto mismo se vuelve así el curador de la muestra y por eso este es uno de esos eventos que hay que ver una vez en la vida.
Sin embargo, antes de ir a contemplarla hay que tomar precauciones. Mucha agua, bloqueador solar y sombreros, son los requisitos mínimos para que sol no opaque nuestro interés por el arte. Además aunque el festival es gratuito, es necesario contar con un auto para poder realizar el recorrido y ver las instalaciones, esculturas, pabellones que componen la bienal.
Desert X fue inaugurada en febrero pasado antes de la semana del modernismo de Palm Springs, y se mantendrá hasta el 21 de abril.
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