Una fachada austera y sin ninguna señal aparente de ser un negocio esconden una casa de estilo Porfiriano de 1913 en la colonia Roma. Aquí todo tiene una razón de ser: la paleta de colores está muy bien pensada, el mobiliario fue especialmente seleccionado, la decoración atiende a una época en especial… es como entrar a una película de Wes Anderson.
5 recámaras, cada una de un color distinto (rosa, amarillo, azul, verde y negro), giran alrededor de un patio con distintos tipos de plantas endémicas y una pequeña fuente que te hará olvidar que te encuentras en una de las ciudades más grandes del mundo. El arquitecto y dueño del lugar, Fermín Espinosa, quiso hacer sentir a los huéspedes en una auténtica casa Porfiriana contrastando con el lujo y comodidad de un boutique hotel moderno.
El nombre hace honor a la Historia de la casa. Ignacia fue una señora que vivió en este lugar mientras las generaciones iban y venían; pero dos cosas permanecieron: los naranjos del jardín. Esos mismos árboles son los que dotan a la casa de naranjas para hacer la tradicional mermelada que sirven cada día en el desayuno (el cual puedes tomar desde la terraza de tu recámara).
Si eres nuevo en la ciudad y quieres conocer los alrededores, pregunta en la recepción por tu “running buddy” quien te acompañará en una ruta especialmente diseñada para que veas lo que las colonias vecinas tienen que ofrecer; en cambio si eres alguien más de bicicleta (y no quieres preocuparte por perderla), pide entonces por una credencial EcoBici, te pueden prestar una y será la manera más sencilla de moverte por la ciudad.
Una vez que des por terminado el día, relájate junto a los naranjos en lo que llaman una “barra de honor”, cada día hay tragos diferentes y lo único que tienes que hacer es servirte y anotar qué fue lo que tomaste. De esta manera sentirás que estás en tu propia casa.
