En el sur, hay que visitar el cañón Fish River y bañarse en sus aguas en medio de la nada, al abrigo de las rocas. Lo recomendable es dormir en las granjas de aquellos riscos, donde se alquilan cuartos sencillos o casas enteras.
Un consejo para aventureros es pasar una noche en el albergue de montaña Schlucht Geister, en Klein Aus Vista. Trepar la montaña pegada al refugio y admirar un impresionante atardecer es lo que tienen que hacer al día siguiente.
Camino de Luderitz, verán los caballos salvajes del desierto y la vieja ciudad minera de Kolmanskoppe abandonada, contadora de historias duras y añejas de los tiempos de los diamantes. Fue allí donde se instaló la primera máquina de rayos x en toda África. No por salud de sus trabajadores, sino para vigilar que no se llevaran las piedras preciosas en el estómago.
Hacia el norte, en Sossusvlei, hay que parar en las rojas dunas del Namib, sencillamente abrumadoras, para seguir camino hasta la mítica Costa Esqueletos y Cape Cross, guarida de miles de lobos marinos. Uno, creo, no debe morirse sin ver ese desierto; es de ensueño.
Toda la ruta parece un cuadro vacío y maravilloso. Al cruzar el Parque Nacional de Costa Esqueletos encontramos otra incomprensible belleza donde los barcos hundidos se desperdigan muertos en las playas. A unos 25 kilómetros del portón de salida existe un desvío casi imperceptible hacia un inmejorable hotel de lujo: el Damaraland Lodge. La cena se sirve entre antorchas, bajo miles de estrellas, donde ensordece el silencio. Por allí andan los míticos elefantes y leones del desierto.
Para el final, y ya en un 4×4 obligatorio (las carreteras son duras), hay que detenerse en las espectaculares cataratas Epupa, en la frontera con Angola, tierra de la tribu himba, con sus habitantes de piel de barro. Es como si se viajara en el tiempo para retroceder al pasado y entrar en otro mundo. Algo al sur, el Parque Nacional Ethosa está lleno de lugares magníficos para los safaris, y hay una mezcla de vida animal en un viejo lago seco (pan).
Los abrevaderos de los campamentos nacionales se iluminan por la noche para ver a las bestias. Pasan todas si se tiene paciencia y un café a mano para aguantar hasta el amanecer. Namibia es un privilegio de un mundo vacío, bellísimo y lleno de vida. Quizás el país más atractivo que nunca contemplé.
Imprescindibles Dunas rojas del Namib (Sossusvlei), Costa
Esqueletos y el Parque Nacional Ethosa.
Fuera de ruta Atardecer en el refugio de montaña Schlucht Geister
y cataratas Epupa.
Dónde dormir Damaraland Lodge, de lujo, y el Epupa Camp,
junto a las cataratas Epupa, ofrece todos los precios y posibilidades.