Si hay un lugar que simplifica Zimbabwe a la perfección es el Gran Zimbabwe. Se trata de las mayores y más importantes ruinas de la llamada África negra. Entre los siglos XI y XIV, la civilización monomotapa levantó una ciudad con un palacio real hecho de piedra. Tras su independencia, su presidente, Robert Mugabe, usó este símbolo como orgullo de su africanismo. A mí me gustaba acampar allí y subir al atardecer al palacio del rey y contemplar desde la cima, desde la guarida de su águila sagrada, toda la comarca.
Sus parques, como el Gonarezhou, al sur, estuvieron casi abandonados. Ahora empiezan a renacer, pero la caza furtiva y las guerras han masacrado a sus animales. Hwange tiene más vida salvaje, aunque su espesa vegetación dificulta mucho contemplarla. Luego, se llega a las cataratas Victoria, en la frontera con Zambia, donde se observa el gran salto de agua casi en su totalidad. Hay que sobrevolarlas en helicóptero y escuchar el sonido del agua de Mosi-oa-Tunya, el “humo que truena”, que es como se conocen en lengua local, un mito en toda África. Sin pasar por Victoria no hay África. Los días de luna llena se abre el parque por la noche.
Después se llega al lago Kariba, que se puede navegar —e incluso dormir en los barcos—, y al Parque Nacional Matusadona, donde los safaris se efectúan en lancha. Sitio muy especial. Tras recorrer las aguas del Zambezi enjauladas, se adentra uno en el mundo de Manapools.
Pegado al mítico caudal africano, este es un parque salvaje lleno de vida donde miles de cocodrilos e hipopótamos dominan las aguas. Por último, ya hacia el sur, camino de una de las fronteras con Mozambique, se encuentran las cataratas Mutarazi, un salto de agua de más de 700 metros de altura y unas montañas de altos pinos donde se duerme en cabañas de madera que recuerdan a los Alpes suizos.
Imprescindibles: Cataratas Victoria, Manapools y Gran Zimbabwe.
Fuera de ruta: Gonarezhou y las cataratas Mutarazi.
Dónde dormir: Musango Safari Camp, en una isla de Matusadona. Para los que gozan la acampada, Nyamepi Camp. Las fieras llegan hasta tu tienda.