Hijo de la legendaria Tomie Ohtake, dama de las artes plásticas brasileña, Ruy comanda una dinastía que deja como legado algunas de las obras arquitectónicas y de arte más importantes de Brasil; su motivación siempre fue embellecer ciudades.
“Heredé y aprendí de mi madre que hay que llevarse por la intuición, es la herramienta principal para ser vanguardista y tener el valor de entrar en áreas no recorridas”.
De quien Ohtake sí reconoce cierta influencia y sobre todo, siente gran admiración, es por Oscar Niemeyer, con quien forjó una amistad de medio siglo. “Nuestras conversaciones eran sobre mujeres y fútbol, típicas de los brasileños, aunque por supuesto que también de arquitectura”, confiesa en medio de risas.
El mayor escenario donde Ohtake ha desplegado su influencia y talento ha sido São Paulo, su ciudad natal. La lista de obras es larga y diversa, desde hoteles, un parque ecológico, hasta iglesias y centros culturales. ¿Su predilecto? El hotel Unique, que, dice, le cambió la cara a la ciudad. De diseño ovalado, el edificio ganó varios apodos, como el de sandía y el arca de Noé invertida, sobrenombre que a los ojos de Ruy, le hace más sentido. Con esa obra la arquitectura brasileña renació tras un periodo estancado entre los años cincuenta y setenta.
Uno de los proyectos más innovadores de su carrera se inaugurará este año en la ciudad de Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul: el Aquário do Pantanal, donde reunirán peces de agua dulce, los famosos y temidos cocodrilos de la región, junto a otras especies de la amazonía y del litoral brasileño.Será el mayor acuario de agua dulce en el mundo.
Ohtake espera que con ello la alejada región de Pantanal aparezca en el mapa del gigante Brasil, país diverso y colorido que lo inspira y que al mismo tiempo, el arquitecto ha embellecido.