Las aplicaciones de transporte privado se han vuelto parte de nuestro día a día. Sus ventajas son diversas: pago con cargo a una tarjeta bancaria, acceso desde el móvil y la posibilidad de que alguien más siga tu recorrido en tiempo real. Sin embargo, la vida de miles de londinenses está por cambiar, ya que Londres ha dictaminado que Uber es un peligro para sus usuarios y ha tomado medidas ante ello.
La instancia que regula el transporte público en Londres, Transport For London (TFL), ha decidido no renovar su licencia en la capital. Los argumentos se centran en que la empresa no ha comprobado antecedentes penales de sus conductores, se les responsabiliza por el aumento de accidentes y de tránsito en la ciudad, por no velar por las condiciones de trabajo de sus conductores y la decisión de no investigar tres agresiones por parte de choferes, de acuerdo con Scotland Yard.
El anuncio no es del todo inesperado, cuatro meses atrás, TLF notificó a Uber sobre las mejoras necesarias para seguir operando y la respuesta fue nula. Londres es una de las capitales con mayor actividad para la aplicación gracias a 40 mil conductores y 3.5 millones de usuarios, sin mencionar que esta fue la onceava ciudad en el mundo en tener este servicio, por lo que la empresa basada en San Francisco considera injusta la medida impuesta.
Uber señala que, la presión de los “black cabs” —los taxis tradicionales de Londres, pequeños autos color negro— y de sus sindicatos, ha jugado un papel clave en la revelación del veredicto de prohibición. Desde su llegada a Londres estuvieron en desacuerdo con esta nueva dinámica, ya que los ponía en desventaja frente a los consumidores (desde la forma de pago, las tarifas y la plataforma).
Esta nueva medida cambiaría la vida de miles de londinenses que han hecho de Uber su principal medio de transporte. Muchos expertos hablaban de esta aplicación como una forma de “democratizar el taxi”, ya que sus servicios son muy competitivos frente a los taxis regulares con una diferencia de precio del 30%. Así nació “Salva Uber”, una petición con más de 700 mil firmas pretendía convencer a las autoridades de reconsiderar la decisión. Sin embargo, todo parece indicar que TFL ha tomado una decisión definitiva.
Uber aún puede apelar la negativa de licencia en los primeros treinta días de la prohibición y, hasta entonces, podrá seguir operando en la ciudad. Aunque, el dictamen establece que el 30 de septiembre sus actividades en Londres deben cesar. ¿Cómo afectará esto a ciudadanos y viajeros? Está por verse.