El territorio japonés se despliega intimidante para quien sólo lo ve en un mapa. No es para menos. Estamos hablando de un archipiélago de más de 400 islas habitadas, con nombres difíciles y rodeadas por cuatro diferentes mares. Su navegación es especialmente compleja para los viajeros primerizos, sobre todo antes de llegar, cuando aún están planeando su itinerario y necesitan ubicarse a la distancia.
No es precisamente fácil hacer una división comprensible de todo este territorio. La segmentación en 47 prefecturas es demasiado para quien aún no sabe a dónde ir. Tal vez sea más sencillo guiarse por regiones, pero puede volverse igual de confuso si no estás familiarizado con todos los nombres y las zonas.
Para simplificarlo un poco, tomamos las cuatro islas principales –Hokkaidō, Honshu, Kyushu y Shikoku– y destacamos sus mejores destinos, algunas actividades básicas y otros consejos útiles para una visita, que pueden servir como punto de partida para ir armando un itinerario más personalizado.
Honshu Centro
Destinos principales: Tokio, Nikko, Yokohama, Hakone, Takayama y Nagano, Kanazawa
Mejor por: ser el punto de partida de tu itinerario debido a su conectividad.
Honshu no sólo es la isla más grande del archipiélago japonés, sino que su tamaño corresponde con su importancia social. Es la región más poblada, con cerca de 80% de la demografía nacional. Además, aquí se concentran las principales ciudades, los centros económicos, políticos y culturales de Japón. Justamente para intentar abarcar todo esto de la mejor manera dividimos la isla en sus regiones norte, centro y sur.
Empezamos por Honshu Centro, porque también sería el punto de partida natural de cualquier viaje. Aquí se encuentra Tokio, que, además de ser el punto neurálgico de Japón, su capital y ciudad más poblada, es la puerta de entrada habitual de los viajeros por el Aeropuerto Internacional de Narita.
La oferta en Tokio es tanta y tan variada que incluso se podría hacer un viaje sólo para conocerla a profundidad. Si tienes la intención de visitar otras ciudades, entonces vale la pena dedicarle al menos cinco días. Hay que pasear por sus barrios y descubrir sus distintas personalidades, ver mucho arte, darse el tiempo de comer y beber en forma, y conocer las dos caras de la cultura japonesa: una más tradicional, en lugares históricos como el Palacio Imperial, y también las subculturas pop del animé, la moda o la música, que han causado interés mundial y pueden verse en barrios como Akihabara.
Muy cerca de Tokio, otra visita obligada para empaparse de la historia de Japón es Nikko. Hay un tren que parte cada 20 minutos de la Estación Central y tarda dos horas en llegar hasta allá, donde el paisaje cambia a una naturaleza profunda, sólo interrumpida por pagodas y puentes milenarios. La atracción principal es el santuario de Nikko Toshogu, construido en memoria de un famoso líder samurái y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Para algo más moderno está la ciudad de Yokohama, la segunda más grande y poblada de Japón. Es famosa por mantener una gran influencia de la cultura occidental desde que fuera uno de los primeros puertos japoneses en abrirse al resto del mundo, en el siglo XIX.
Por si fuera poco, ésta es una región de montañas. Aquí se encuentra nada más y nada menos que el monte Fuji, que puedes visitar desde la ciudad de Hakone, igualmente famosa por sus museos. Entre las prefecturas de Nagano, Toyama y Gifu también se forma una cadena montañosa que se conoce como los Alpes japoneses. Algunos destinos en la zona, como Takayama y Nagano, de hecho tienen pistas de esquí de clase mundial.
Honshu Sur
Destinos principales: Kioto, Osaka, Hiroshima, Naoshima, Kobe, Nara, Himeji
Mejor por: su historia y gastronomía.
Hay que viajar al sur, en la misma isla principal, para encontrar más de estas joyas japonesas. Empezando por Kioto, que para muchos es la otra parada obligada en un primer viaje, por todos sus templos que son un vistazo inmejorable de la historia y tradición japonesas. Santuarios como Fushimi Inari, o incluso barrios enteros como Gion, conservan su arquitectura tradicional intacta y sirven como un puente al pasado imperial.
Muy cerca de ahí está Nara, que fue la capital del país por siete décadas, en el siglo VIII, y también se conoce por conservar ese espíritu ancestral entre templos, jardines y otras estructuras antiguas. Aunque quizá la parte más popular de la ciudad sean los ciervos del parque de Nara, que caminan libres y hacen reverencias a los visitantes.
Para otra parada fuera de lo común, sin duda hay que ir a la isla del arte. Nos referimos a Naoshima, que apenas se desprende de Honshu en el mar interior de Seto. A pesar de su pequeña población y tamaño, tiene varios museos e instalaciones de arte contemporáneo, con obras de artistas que van desde Monet hasta Yayoi Kusama.
Ningún viaje a Japón estaría completo sin buena comida y esta región probablemente sea la mejor para ello en todo el país, empezando por Osaka, la mayor ciudad en el sur de Honshu y la tercera más poblada de todo el país. En sus calles se ha creado una escena gastronómica vasta, con platillos sin pretensiones, como los takoyaki, unos buñuelos rellenos de pulpo que puedes probar entre los luminosos anuncios del distrito de Dotonbori. Para los de gustos más exigentes, un viaje en tren de menos de media hora te lleva hasta Kobe, donde, desde luego, es fácil conseguir un corte de la famosa carne que tiene el nombre de la ciudad. Más al sur, en Hiroshima hay que probar el okonomiyaki, que algunos definen como la versión japonesa de una pizza o una crepa, pero mucho más compleja.
Honshu Norte
Destinos principales: Aomori, Akita, Ouchi-juku
Mejor por: salir de la ruta.
La parte más al norte de Honshu siempre ha sido una de las menos populares entre los viajeros, pero eso no significa que carezca de destinos esperando a ser descubiertos. Cuando el turismo masivo de los lugares más populares amenaza la atmósfera de Japón, estos rincones pueden ser una buena opción frente al itinerario común.
Eso sí, hay que escoger el mejor momento para ir porque el clima puede ponerse algo rudo durante el invierno. Aomori, una de las ciudades principales de esta región, es conocida por ser el lugar donde más nieve cae en el mundo. Sin embargo, incluso en los meses fríos, es un lugar fuera del radar que vale mucho la pena. Tiene museos de arte moderno imperdibles y es uno de los puertos pesqueros más importantes de Japón, lo que significa buena comida en cualquier lugar, pero sobre todo en el Centro Gyosai, su mercado más grande.
También es una región conocida por sus festivales, entre los que se cuentan el de Nebuta, precisamente en Aomori, el de Tanabata en Sendai y el de Kanto Matsuri en Akita. Además es conocida por algunas artesanías características y tradicionales, como la orfebrería de Iwate.
Hokkaidō
Destinos principales: Sapporo, Niseko, Furano
Mejor por: invierno y aventuras
La isla de Hokkaidō es el territorio más al norte de Japón y, aunque es fácil llegar hasta allá gracias al eficiente sistema ferroviario del país o en un vuelo corto, está considerablemente apartada de las grandes ciudades japonesas y también de los itinerarios comunes. De ahí que incluso se perciban diferencias culturales sutiles en una sociedad más anclada en la naturaleza, que lo rodea todo.
En Hokkaidō no hay ciudades muy grandes. Bueno, con la excepción notable de Sapporo, que goza de su propio impulso cultural, tangible en barrios como Susukino, lleno de izakayas y lugares para comer su famoso ramen a base de mantequilla.
Si por algo se conoce a Hokkaidō es por su vida invernal, que se vuelve perfecta para practicar esquí en destinos como Niseko, con pistas de fama internacional y una larga temporada de nieve. Durante la primavera y el verano, los campos de flores de Furano son otro destino natural fuera del radar, llenos de colores vivos hasta donde la mirada alcanza.
Islas del sur
Destinos principales: Fukoka, Okinawa, Kagoshima, Miyazaki, Kerama
Mejor por: su naturaleza y el verano.
Aunque las fotos y el clima puedan indicar lo contrario, no estamos hablando del Caribe, sino de las islas en el extremo sur de Japón, que incluyen Kyushu, Shikoku y el archipiélago de Ryūkyū. Además de que su temperatura es convenientemente cálida, o al menos templada, durante casi todo el año, el territorio está rodeado de aguas termales, buenas playas y montañas por explorar en un hike.
Fukoka, la ciudad principal de Kyushu y la puerta de entrada a la región, es un destino moderno, de edificios altos y donde se toman muy enserio el ramen. Vale la pena probarlo en algún yatai, los puestos callejeros donde se prepara de la forma más local.
Pero si la idea es buscar sol y arena, conviene seguir bajando hasta la ciudad de Miyazaki, que presume algunas de las mejores olas para surf en todo Japón. O incluso todavía más, hasta las islas de Ryūkyū, donde puedes bucear en el archipiélago de Kerama o visitar la famosa Okinawa, un destino de resorts y aguas cristalinas.