Para celebrar la nueva ruta de Volaris a Lima, Perú, desde Ciudad de México, Cancún y Costa Rica, preparamos esta guía práctica para descubrir Lima y todo lo que ofrece este extraordinario destino.
Para empezar hay que descubrirla a través del apetito. Aquí la comida es objeto de devoción, la mesa y la tradición culinaria se viven con pasión y de manera democrática.
Es fascinante probar las influencias como la china, la japonesa o la italiana, que han enriquecido la sazón peruana. Sin embargo, si se trata de descubrir los ingredientes y los sabores de los distintos ecosistemas del país, con un recorrido por los Andes, el Amazonas, el mar y el desierto, ese lugar se llama Central de los chefs Virgilio Martínez y Pía León, ubicado en el barrio de Barranco. La sofisticación, la creatividad y el detalle de la alta cocina son el vehículo para desentrañar la riqueza de una tierra biodiversa que lo tiene todo.
En el barrio de Barranco se encuentra uno de los mejores hoteles boutique y el único Relais & Châteaux de Lima. Hotel B habita una hermosa casa esquinera de principios de siglo XX de estilo Belle Époque, la cual fue restaurada y convertida en este lugar único con carácter. Además del lujo y la comodidad, el hotel alberga una colección de arte moderno y contemporáneo de aproximadamente 300 piezas. Cerca de ahí está Mate, el museo fundado por el celebrado fotógrafo Mario Testino que promueve a artistas peruanos, además de ofrecer interesantes exposiciones temporales de arte y fotografía contemporánea internacional. La sala Alta Moda es una de las destacadas de la colección permanente, compuesta por una serie de impactantes retratos fotográficos de gente de la región de Cusco, luciendo trajes de fiesta tradicionales.
En este mismo distrito se encuentra una hermosa tienda de artesanías llamada Las Pallas, en la que todos los artículos han sido seleccionados con el objetivo de honrar el trabajo manual y celebrar la tradición cultural. Es el lugar ideal para llevarse un recuerdo del Perú. Barranco resulta encantador para caminar y descubrir su arquitectura que devela lo que fue el esplendor de finales de siglo XIX. También da para tomarse un café, entrar a distintas boutiques y hasta atravesar el turístico puente de los suspiros.
Cuando hay atardeceres no hay que perderlos de vista porque las caídas del sol en esta ciudad están llenos de dramatismo. Para verlos, hay que dirigirse al Malecón de Miraflores que tiene caminitos peatonales que dan hacia los acantilados costeros cubiertos de vegetación, conocidos como la Costa Verde. Esa panorámica sobre el Pacífico es de espectáculo. Si el apetito apremia, Maido del chef Mitsuharu Tsumura es uno de los mejores representantes de la cocina nikkei, es decir, del encuentro de la culinaria japonesa con la peruana. Si la intención es comer un ceviche, no hay pierde en El Mercado de Rafael Osterling o en La Mar, la cevichería de Gastón Acurio.
Para cerrar una escapada a la capital peruana, hay que celebrarla ya sea con un capitán, un pisco sour o un pisco derecho ya sea en la terraza del Country Club o el bar Carnaval que ha recibido varios premios. ¡Salud por Lima!